Los hoteleros apoyan con matices las contundentes medidas adoptadas por el Gobierno balear contra el turismo de borrachera con el cierre de varias calles en Magaluf y Playa de Palma. Los hoteleros temen que estas actividades incívicas puedan trasladarse a otras zonas turísticas.
La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca y la Agrupación de Cadenas Hoteleras no entran en valorar la decisión del cierre de las calles más conflictivas, pero suponen que el Gobierno balear ha cuantificado tanto el impacto como el alcance de esta medida tan contundente.
Avisan, en cambio, que la lucha contra el turismo de borrachera tiene que gestionarse desde el punto de vista de comunicación con el objetivo de que no sea "mal interpretada por los mercados si no se divulga correctamente", señalan las patronales hoteleras.
PIMEM, la pequeña y mediana empresa de Mallorca, considera que la iniciativa del Gobierno autonómico ha sido excesiva, mientras la patronal CAEB ha aplaudido el cierre de estas calles porque, argumenta, siempre ha rechazado el turismo de excesos. "La solución no pasa por ir cerrando calles a medida que haya incumplimientos", considera Jordi Mora, presidente de PIMEM.
"Hay que recordar los enormes esfuerzos que toda la cadena de valor turística ha llevado a cabo para conseguir un plan piloto para Baleares que, de forma excepcional, nos ha sido concedido gracias a los buenos datos de control sanitario de la pandemia", ha dicho Carmen Planas, presidenta de CAEB.
Además de cerrar calles, el Gobierno balear ha prohibido el uso de las pajitas largas, que pueden ser un foco de contagio del Covid 19.
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