Pánico en el Sureste asiático al ralentizarse el gasto turístico chino

China se ha convertido en el maná turístico del sureste asiático. Tailandia, Indonesia, Vietnam o Corea del Sur viven pendientes de los turistas procedentes de China. Y no sólo es el sureste asiático: París, Londres o Bolonia dependen de los chinos, que son hoy el motor turístico de medio mundo. No en vano, el año pasado los chinos gastaron 149 mil millones de dólares en restaurantes o compras en sus fines de semana.

Este año, como siempre, en las vacaciones del año nuevo lunar, los chinos hacen sus compras de viajes, porque es cuando se hacen regalos. Pero este año, el coloso ha temblado y detrás de él, todos los países que dependen de su turismo se han echado a temblar: los chinos están recortando sus gastos, especialmente en viajes. Dicen que pese a todo, ha habido un incremento del gasto turístico, pero los destinos orientales que son los más perjudicados no se lo creen. Algunos datos apuntan a un crecimiento del uno por ciento en el gasto turístico pero entre los economistas hay un enorme escepticismo respecto de los datos oficiales chinos. Nadie se los cree, definitivamente.

En todo caso, nadie duda de que la fiesta del gasto chino está apagándose y eso provoca pánico entre los mercados receptores de turistas.

Macao, por ejemplo, ha tenido mucho más viajeros que el año pasado (+26 por ciento) pero eso, lejos de ser una buena noticia, indica que los chinos que antes iban al extranjero, ahora se quedan en casa, se conforman con menos.

Indonesia y especialmente Tailandia están tiritando de miedo con la idea de que esta tendencia pueda consolidarse. Más que nunca, dependen del maná chino que presenta indicadores de decadencia.