Tuve ocasión de compartir unos momentos en común con Antoni Munar, un ex-directivo hotelero, ex-director general de Turismo del Govern Balear, y hoy consultor en el área de la alojamiento vacacional. Coincidimos en una entrevista sobre la política turística que están llevando a cabo las instituciones de Baleares, actualmente controladas por la izquierda. Munar es un experto reconocido, con una amplia trayectoria, y con una independencia de criterio que nadie discute. Pues bien, yo me quedé absolutamente sorprendido de que este ex-director general de un gobierno socialista –que reconoce haber votado PSOE toda su vida– fuera tan crudamente crítico con la total ausencia de criterio que tiene el actual ejecutivo balear. Munar confiesa sin ambigüedades no entender qué están haciendo las autoridades, que demuestran, a su entender, un escaso conocimiento de lo que tienen entre manos.
La postura de Munar coincide en el tiempo con un resurgir de la tensión entre Gobierno y sector turístico, especialmente hoteleros, sobre todo tras la decisión de estos de recurrir el reglamento del impuesto sobre alojamientos turísticos, que ha sido replicado como una declaración de guerra por parte de los partidos que gobiernan.
Munar, por su lado, explica que en estos momentos sobra una parte sustancial del tremendo intervencionismo que desarrollan las instituciones sobre el producto hotelero. Dice que el producto está hiperregulado y que ahora sólo hay que actuar en la demanda. En efecto, la aplicación de los criterios de estrellas que conocemos tradicionalmente responde a un momento histórico en el cual el cliente no disponía de herramientas para saber a qué tipo de hotel accedía. Por eso, el poder público, con un sistema de estrellas daba indicaciones sobre lo que iba a encontrarse y, por ende, pistas sobre qué precio debería ser el correcto.
Pero hoy esto es prehistoria. Un cliente normal puede saberlo todo del hotel sin necesidad de la (por otro lado costosa) intervención pública, porque Internet da más datos, y con más credibilidad, que todas las normas públicas. Quizás en un futuro nuestras autoridades dejen de hacer estos papeles totalmente incomprensibles, porque precisamente el primer interesado en ser valorado correctamente por el cliente es el hotelero.
Pero Munar también se queja de la actitud de muchos de los políticos de este gobierno que simplemente están en contra de la empresa, de quien toma iniciativas, de quien innova, de quien trae turistas. Porque es cierto que tanto Més como aún más contundentemente Podemos están contra un negocio que dicen que quieren ordenar y regular. “Pero cómo van a regular el turismo si no se ponen de acuerdo sobre qué hacer con las terrazas” indica el que fuera director general de Turismo, en alusión a la interminable discrepancia sobre si permitir o no a los bares poner mesas en zonas de uso público de plazas y paseos de Balres.
El tono con el que Munar rechaza la actitud del poder es ratificado ampliamente en el sector turístico. Precisamente cuando el empresariado del sector se había mostrado menos beligerante, los políticos mantienen su agresividad en relación a una actividad que es la que está salvando a las Baleares de una crisis económica más profunda. Munar parece ser simplemente un exponente más de la tensión que se acumula entre la hostelería y el poder político, en el que la incompetencia es la moneda nuestra de cada día.
Resulta muy extraño que mientras personas como Munar tienen claro que la actitud de los políticos actuales es desastrosa –no piensen que el Partido Popular queda mucho mejor parado–, la prensa balear, incluso la más representativa de la burguesía, corteja los disparates de Podemos, con la misma fruición que lo harían los pocos estudiantes de Bachillerato que tienen ganas de movilizaciones. El ambiente entre Govern y empresariado está caldeado y no es fácil que la tensión se asiente en breve. Recuerden que quedan varios años de gobierno en este mandato y que aún no se ha planteado una confrontación abierta.
No se alinea ni los hoteleros ni casi la mitad de la población....tres partidos politicos para derrocar al que gano las elecciones
no es derrocar al partido ganador.
es que PP no fué capaz de juntarse con ningún partido.
NADIE QUIERE JUNTARSE CON EL PP.
mal compañero de viaje.
PP esta muy relacionado con corrupción: Matas-Rita Barbara,
alcaldes de municipios de Madrid, Barcenas, etc.
MAL ROLLO
Empresarios alineados con la izquierda? Yo eso ni lo he visto ni lo espero. Lo que sí veo y espero son artículos como este a diario poniendo a la izquierda a parir mientras siguen llenándo sus bolsillos a manos llenas y cada año más contándonos que la culpa de la masificación la tienen los mallorquines que alquilan en vacaciones y no de sus decenas de miles de camas hoteleras (60s style).
Mientras Munar y al articulista dan en el clavo con sus respectivos análisis acerca de la situación Turistica balear en manos de unos políticos que literalmente no saben que es lo que quieren,los comentaristas de izquierda contraatacan a través de la red con el manido argumento de que si los del pp son así y los hoteleros son asaos: no entran en el fondo de la cuestión, que no es otro que la falta de criterio para abordar la cuestión turística de las islas. Los gobernantes de las tres instituciones están en el limbo, en claro off side. De ahí que Munar, un socialista moderado, discrepe de un gobierno sin rumbo, igual que sucede con otro socialista con criterio alejado del desconcierto dominante, el ex alcalde palmesanibRamon Aguilo. Y cuanta razón lleva el articulista respecto al posicionamiento del diario que fuera de la burguesía y ahora apoya a Podemos!!!. El que mejor lo sabe es el articulista, forjado en ese diario, del que llegó a ser su alma mater.
La gran diferencia entre la oposición, especialmente por parte del pp, es que estos nunca debaten ni en la red, ni en ninguna tribuna. Ciudadanos y el Pi son menos pusilánimes a la hora de dar la cara ante la opinión pública, sea por esta vía de la red o sea por cualquier otra. Pero el caso es que al menos tienen criterio, que podrán ser correcto o no. Pero él gobierno balear, por el contrario, lo único que hace es dar bandazos con el soporte guerrillero de los soldados izquierdistas de las redes, cuyo único argumento es el de repetir el pasado corrupto de un gobierno del PP que está en la oposición.