Galicia vive un conflicto por la creación de un impuesto sobre las pernoctaciones turísticas, del tipo de las que se aplican en Cataluña o Baleares. De un lado está el alcalde Santiago de Compostela, Martiño Noriega, de un grupo político denominado “Compostela Aberta”, integrado en las 'mareas', asociadas a Podemos, y del otro la mayor parte de los demás partidos políticos, especialmente la Xunta de Galicia, controlada por el Partido Popular. Incluso algunos alcaldes de las 'mareas' también se oponen a la propuesta de Santiago, con diferencia el primer atractivo turístico de la región.
Noriega ha declarado su voluntad de cobrar el impuesto “para que los turistas contribuyan a la mejora de la calidad de vida de los vecinos”. Para él, el impuesto debería de estar entre el euro y el euro y medio por cada noche de alojamiento. Incluso, esta misma semana se llevó el tema a la Comisión Municipal de Turismo, para su debate. Poco más que eso podrán hacer por el momento, pero el asunto está levantando un buen revuelo en Galicia.
Enfrentados a la posición de Santiago están los demás partidos políticos, cuyos alcaldes no están por la labor, en su mayoría. Pero sobre todo, no está por la labor la Xunta de Galicia, controlada por el Partido Popular, que debería legislar para que el impuesto pudiera cobrarse.
Lo curioso es que los alcaldes de La Coruña o de Ferrol, también de las 'mareas', no contemplan crear ese impuesto. El razonamiento del ferrolense Jorge Suárez es que el impuesto sería “un gesto para desincentivar la llegada de visitantes” al municipio. Similar es la postura del coruñés.
La Xunta, a través de Nava Castro, directora de Turismo, afirma que la prioridad hoy en Galicia es aumentar el número de visitantes y la rentabilidad de las empresas turísticas y que por ello “no procede la implantación de una tasa turística; estamos abiertos a cualquier debate, pero creemos que este no es el momento”.
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