En Italia, la tasa turística está descentralizada. Se aplica a nivel municipal. Por ejemplo, en Turín, la capital del Piamonte. Con la crisis, ayer se informó de la ampliación de la suspensión del pago de este impuesto hasta el 31 de diciembre, ampliando el periodo de no vigencia. Porque, aunque los políticos suponían que para finales de septiembre esto del virus estaría superado, nada ha cambiado. Ni siquiera en Italia, donde la epidemia está bajo control, con apenas 25 casos de contagio cada cien mil habitantes.
La disposición aprobada por la municipalidad de Turín responde a las peticiones de los empresarios del sector del transporte y del turismo, que no han visto ninguna recuperación del mercado. En los seis primeros meses del año, que como se sabe incluyen el peor periodo de la historia en Italia, la caída de ocupación hotelera fue del 60 por ciento.
Obviamente, la medida pretende ayudar a la recuperación del sector, aunque afecta a las finanzas públicas, castigadas en diversos frentes.
Italia tiene en vigor incontables planes de apoyo, a nivel estatal, a las agencias de viajes, tour operadores y otros mayoristas, así como a hoteles y otros alojamientos. Sin embargo, las quejas empresariales se mantienen porque ni las ayudas han conseguido el milagro de revitalizar el turismo, dado que los viajeros temen más al virus que al aislamiento y la falta de recreación.
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