A la economía de Turquía le depara un futuro complicado. La caída de la lira y el aumento de los costes de préstamos provocarán que el crecimiento económico se desacelere, según ha informado Moody’s. Esto implica que, pese al resurgimiento de Turquía, los turistas terminen por pagar un precio mayor que el actual por las pernoctaciones hoteleras, dado que la debilidad financiera del país podría paralizar la inversión de la infraestructura turística en todo el país.
Las perspectivas de crecimiento son de cada vez más pesimistas en Turquía al “tener una exposición relativamente alta a la financiación externa” y, por tanto, siendo uno de los mercados más vulnerables a la depreciación del dólar estadounidense. Moody’s considera que la economía de Turquía crecerá un 1,5% en 2018 y se contraerá un 2% el próximo año.
Este pronóstico pasará factura a la industria turística. Aunque las llegadas al país hayan crecido un 23% interanual, se vaticinan altas tasas de interés que podrían nublar las perspectivas de inversión frenando el crecimiento de la infraestructura turística en todo el país. Y, en consecuencia, es probable que el turista termine pagando más dinero por las estancias de hotel (Turespaña resta importancia a la recuperación de Turquía y Egipto).
No obstante, la Comisión Europea de Viajes prevé que las llegadas de turistas al país turco alcancen los niveles anteriores a 2016 de cara al próximo 2019 si continúan con este ritmo las tasas actuales de crecimiento, según informa Skift (Las agencias prevén un 20% menos de turistas extranjeros de sol y playa en 2019).
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