Jornada de caos entre los turistas ingleses en Portugal

Hasta este jueves, se daba por hecho que el grupo científico que asesora al ministro de Salud de Gran Bretaña, Matt Hankock, iba a obligar a que los viajeros, de cualquier nacionalidad, que lleguen al país procedentes de Portugal, tengan que pasar la cuarentena. Como esta información prácticamente era segura, porque Portugal tiene una tasa de contagios superior al máximo que habitualmente exige Inglaterra, los turistas que se encuentran en ese país han estado saturando los aviones. Este lunes, martes, miércoles y ayer jueves, los vuelos entre Faro y cualquier ciudad británica estaban totalmente llenos. Los precios se dispararon. British Airways, que normalmente cobraba 140 libras por un vuelo en este recorrido, pedía 550 para los pocos asientos que le quedaban libres.

Al mismo tiempo, las oficinas de las aerolíneas en los aeropuertos del Algarve, que básicamente quiere decir en Faro, estaban desbordadas, por las consultas de los viajeros. En muchos momentos hubo escenas de caos. Todo el mundo quería viajar antes de este jueves a las 24 horas que había sido la hora escogida en ocasiones anteriores para introducir la exigencia de la cuarentena.

Bien entrada la tarde de ayer se supo, sin embargo, que los científicos y el Gobierno habían decidido permitir que los viajeros de Portugal no hagan cuarentena, incluso en el caso de que el país tenga más contagios promedio que los 20 por cien mil habitantes.

Pero no es una decisión tan sencilla: los ingleses no tendrán cuarentena, pero los escoceses y los galeses –esto es novedoso-- sí tendrán que encerrarse, con lo que la confusión es cada vez más intensa.

La decisión de Londres (no la Edimburgo) es una excelente noticia para Portugal, sobre todo si logra contener la expansión del virus, prolonga al menos dos semanas su bonanza turística, aunque no reduce la gravedad del caos creado ayer. Hemos de pensar que muchos viajeros han volado a casa, pagando un precio de vuelo bastante elevado, cortando anticipadamente un viaje del que no siempre tendrán el reembolso, para después encontrarse con la noticia de que podían haber continuado.

La industria de la aviación local había presionado fuertemente al Gobierno porque, decía, que estas situaciones, ocurridas con España y con Francia, desestabilizan el negocio del transporte.