Sí, es verdad que Aena va a bajar sus tarifas a lo largo de los próximos años, hasta alrededor del 11 por ciento. Pero el anuncio tenía truco: Aena olvidó recordarnos que el programa de reducción de las tarifas para los vuelos de nueva incorporación desaparecería. Este programa favorecía la apertura de nuevos servicios, a los que cargaba tarifas bastante reducidas. Su desaparición supone que una parte de ese 11 por ciento de descuento no será real. Lo que nos dan por un lado, nos lo quitarán por otro.
Ayer, un periódico nacional publicaba los costes de una operación en uno de los dos mayores aeropuertos nacionales, sólo superados por el precio en el aeropuerto de Schipol, en Amsterdam. ¿Por qué nuestros aeropuertos son tan caros de operar? Esta es la pregunta que exige primero una respuesta y después una solución. En un país turístico, no puede ser que aterrizar en un aeropuerto de primera cueste 3.000 euros.
En ese diario recoge lo contrario, que en los aeropuertos de Madrid y Barcelona resultaban mucho más económicos de operar con respecto a sus homólogos europeos.