Hablemos claro: las grandes compañías aéreas occidentales se enfrentan a un desafío que sí tiene precedentes, pero que las puede poner contra las cuerdas. En los próximos cinco años, una de las rutas más lucrativas de la aviación, la del Atlántico Norte, se transformará absolutamente con la irrupción hasta hoy confirmada de dos aerolíneas que piensan volar con aviones de un pasillo, Primera y Norwegian.
El único precedente de tamaña disrupción del mercado lo protagonizó Freddy Laker cuando en los años setenta lanzó una compañía low-cost que casi destruye a sus rivales hasta que estos consiguieron acabar con él. Pero ahora las cosas no van a ser tan sencillas: Norwegian y Primera saben a lo que se exponen, tienen bases bastante sólidas en el sentido de que entienden el negocio y, sobre todo, disponen de un tipo de avión que les va a permitir grandes ahorros.
Hoy mismo, Wow, una aerolínea islandesa está haciendo algo que se parece a lo que se prepara, pero con escala en Keflavik, lo cual es un poco engorroso. Sin embargo, en nada, la fábrica de Alabama de Airbus empezará a escupir los aviones A321neo LR que permitirán este viaje y entonces las grandes van a empezar a sufrir de verdad (Primera, la nueva Norwegian, empieza desde Málaga y Palma).
O, claro, siempre les queda la opción de transformarse.
El panorama, desde luego, apunta a que podemos ver en el largo recorrido lo que ha venido ocurriendo en estos 20 años en el corto radio: una revolución que ponga el mercado del revés.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo