Niki, en el aire

Centenares de viajeros de varias aerolíneas se han quedado 'tirados' por Europa el pasado domingo 10 de diciembre, debido a la inesperada nevada que afectó varios aeropuertos y que obligó a la cancelación de centenares de vuelos.

Entre las afectadas se encuentra Niki, la aerolínea que lleva el nombre del famoso corredor de coches que la fundó, y que estaba en la órbita de Air Berlín. Mientras la compañía matriz ha cerrado definitivamente, Niki sigue volando en una situación de todo punto de vista precaria. Tan precaria que, en contra de lo que hubiera sido la norma en el pasado, se ha resistido a pagar a los viajeros el alojamiento al que tenían derecho.

La razón –desde luego, injustificable desde el punto de vista del consumidor– es que la compañía está operando en la más absoluta precariedad, esperando a ver si definitivamente Lufthansa se la puede quedar. La compañía de bandera alemana ha expresado su interés, pero la Comisión Europea no se ha pronunciado o, si lo prefieren, ha hecho algo peor: no ha emitido una decisión, pero ha dejado caer que no ve con buenos ojos una operación en la que se producirá un incremento de la concentración de vuelos en manos de la compañía de bandera.

Así, pues, Niki vuela simplemente esperando una clarificación de su futuro que se ha dicho que tendría lugar en este mismo mes de diciembre, toda vez que sus reservas y la calma con la que los trabajadores están enfrentando esta crisis es insoportable.

Nada que ver con la historia de la compañía, conocida por su excelente servicio. Niki había sido fundada por el corredor de coches quien antes incluso había creado Lauda Air, finalmente comprada por su rival Austrian. Niki, igualmente, terminó en manos de Air Berlín, que en su proceso de liquidación separó estos activos para venderlos y con ellos pagar algo de su tremendo pasivo.