Quintas libertades... ¡Solo para Canarias!

La ministra de Fomento ha dicho que aprobarán todas las peticiones de quintas libertades que lleguen para Canarias. Aquí se puede armar la marimorena. ¡Solo para Canarias! El pretexto para este privilegio es que se trata de una región ultraperiférica. No es mal argumento, pero por esa regla de tres Baleares podría alegar su insularidad, Barajas o el aeropuerto Adolfo Suárez la inmensa deuda que pesa sobre su instalación, y hasta El Prat por qué ellos sí y nosotros no. Ana Pastor se ha podido meter en un charco muy procesolo, innecesario, de esos a los que habitúa el solemne José Manuel Soria, aficionado a sumar un grave desatino tras otro. El tema de las quintas libertades es el dilema más peliagudo en materia de política de aviación, pues quién puede negar que para un país es buenísimo que aterricen cuantas más aerolíneas mejor, dando igual de dónde vengan. Ahora ya no existen las compañías de bandera a las que salvaguardar, y menos en España, estando sus primeras enseñas aéreas en manos extranjeras, y las que no, investigadas y denunciadas por presuntos fraudes masivos. La era del proteccionismo en aviación puede que dentro de unos años se vea como una de esas rémoras incompresibles típicas de otros tiempos. España tiene el activo estratégico de sus conexiones con América Latina, de especial atractivo para las compañías asiáticas. Por esta batalla van a plantar cara los aeropuertos de Milán y Roma, y ya lo están haciendo. El Gobierno español, haciendo esta concesión a Canarias, abre un debate donde le será difícil no caer en contradicciones y constatar que priman los intereses generales.