El próximo 18 de octubre entran en vigor unos aranceles adicionales del diez por ciento para los aviones Airbus que Europa venda en Estados Unidos. Además, otros productos alemanes, franceses, españoles y británicos (el whisky entre ellos) se verán afectados por aranceles adicionales. Estas medidas no son uno de los abusos a los que la administración americana nos tiene acostumbrados sino que tienen el aval de la Organización Mundial del Comercio, que comparte la visión americana de que Airbus recibe ayudas de estado que la convierten en un competidor que tiene privilegios. Es decir: la OMC ha dado la razón a Estados Unidos en el histórico conflicto entre Airbus y Boeing, en el que los americanos decían que Airbus se ha hecho un hueco comercial gracias a las ayudas públicas. Por eso estos aranceles que nos sancionan.
La decisión de Donald Trump inicialmente no es catastrófica para Airbus porque en estos momentos tiene una situación excepcional en el mercado y, además, una buena parte de sus aviones son producidos fundamentalmente en Estados Unidos. No obstante, la OMC permite que ese arancel pueda llegar a ser del cien por ciento, en cuyo caso, obviamente, los aviones europeos perderían el potente mercado americano.
Ahora habrá que ofrecer contrapartidas, imagino.
Sin embargo, hay un asunto de fondo: la OMC ha admitido que Airbus ha crecido gracias a las ayudas del sector público. Es igualmente sospechoso lo que ocurre entre el estado americano y Boeing, pero lo que la OMC ha certificado es la política europea, que ha ofrecido condiciones privilegiadas al fabricante de aviones.
Esta es Europa, especialmente la Europa rica: liberales con los débiles, intervencionistas con los fuertes. Europa es un continente comercialmente abierto, pero a lo que nos interesa. Y con nuestras condiciones. Mucho hablar de competencia, pero las grandes empresas nacionales siguen instaladas, amarradas, intocables. Las aerolíneas tradicionales son un ejemplo, Airbus es otro, pero podríamos continuar con las petroleras, las energéticas, las grandes constructoras, los grandes bancos, etcétera. La connivencia con el poder es ostentosa.
No estaría de más un día empezar a ser serios. O todos contamos con la ayuda del estado o ninguno.
Supongo que la financiación encubierta de los EEUU a la industria aeeonautca via proyectos para defensa con presupuestos absurdos, no es proteccionismo. Y la lasa legislación rnateria de alimentación animal, tampco es competencia desleal.
¿ha descubierto Vd. señor articulista la cuadratura del círculo?, ¿no se había dado cuenta hasta antesdeayer que eso de la globalización, el liberalismo, el libre mercado y otras milongas solo es un eslogarn?, pero donde todos, y los más poderosos, más que ninguno, chupan de las tetas públicas todo lo que pueden; pero hombre, ¿en qué planeta vive usted?. Todo esto sin acrotud que decía en sus tiempos un "jarrón chino" español. muy de izquierdas -según él- por cierto.
AMEN