Virus: Latinoamérica empeora de verdad

Los datos que están viniendo de Latinoamérica son desoladores en materia de coronavirus. Mientras Europa estaba en lo peor de la crisis, salvo Ecuador, nadie en Latinoamérica parecía estar ante una situación incontrolable. Los datos eran relativamente moderados, mucho mejores que los de España o de Italia, por ejemplo. 

Las autoridades locales de muchos de esos países, tanto las islas del Caribe, como en Centroamérica y en Perú, Chile, Argentina o Colombia, adoptaron medidas muy exigentes viendo lo que pasaba en Europa. Se trataba de poner barreras a tiempo. Sólo había un problema: tenían cuarentena pero poco virus. El número de enfermos era muy escaso, siempre con la excepción de Guayaquil, en Ecuador.

Ahora casi todos esos países llevan dos meses de cuarentena y la economía, mucho más informal que en Europa, ya no aguanta más. Entonces la gente empieza a incumplir, pero coincide eso con el crecimiento del virus. Lo cual está convirtiendo la situación en realmente problemática.

Es altamente conflictiva la crisis en los países cuyos gobiernos no han hecho nada, como Brasil, Nicaragua o México, que han negado la epidemia o que han tomado decisiones inusuales. Pero también es preocupante en países donde han hecho las cosas bien, aunque si ustedes quieren mucho antes de lo que su población estaba dispuesta a soportar, como Chile, Argentina, Perú, Colombia o Costa Rica.

Ahora, mientras los gobiernos hablan de normalizar la vida, las cosas a nivel sanitario van empeorando. En Dominicana la situación está muy controlada y en México las cosas no tienen control, aunque por el momento las zonas turísticas se están librando; Brasil está fatal y amenaza a los vecinos más cercanos; Perú, pese a lo que se hace desde el gobierno, tiene un caos que va a más. 

Y después siempre nos queda Nicaragua y Venezuela, dos desastres que amenazan a la región. 

En Cuba el Gobierno dice tener todo bajo control con una red asistencial mejor que otros países, con un balance de apenas 83 muertos.

Aviso, pues, a los operadores turísticos y a las aerolíneas. Esto en América va para largo.