Estupor, vergüenza con la Generalitat y Ryanair

La falta de decoro en el gobierno catalán comienza a ser alarmante. Por si fuera poco el hecho de pagar con dinero público a una aerolínea extranjera, que ofrece condiciones laborales de pena a sus trabajadores, y que encima ganó el año pasado 300 millones de euros, ahora además el asunto se hace público, y se debate sobre él sin el menor rubor.

El equipo que encabeza Artur Mas se parece cada vez más al del tripartito. Puede que haya dudas de hasta si es incluso peor. Hace lo contrario que prometió, y sus inclinaciones nacionalistas le llevan a recortar por todos lados, incluida la sanidad y la educación, pero no así en cuestiones identitarias (*).

Antes de ganar las elecciones, Mas se hartó de repetir que no veía con buenos ojos las inyecciones públicas a Spanair. Los hechos futuros son conocidos por todos. Pero es que la Generalitat no ha sido siquiera capaz de imponer criterio a Spanair, y hacer que la aerolínea opere como cualquier empresa, guiándose por la rentabilidad, sino que lo hace por ambiciones utópicas, abriendo rutas inverosímiles de largo recorrido como a Bamako. Así cualquiera consigue venderla.

Ahora, el conseller de Movilidad propone pagar a Ryanair por los meses de operaciones en Reus. Y sin despeinarse es capaz de culpar a Aena de los recortes de Ryanair. Se hace referencia al dinero público con escasa sensibilidad al duro momento que padece la sociedad.

Cualquier recorte es terreno fértil para el populismo. Josep Piqué revivió su faceta política al tratar de aumentar la presión social contra las ayudas a Spanair. Pero por mucha demagogia fácil que este aspecto admita, lo cierto es que el presidente de Vueling tenía bastante razón en sus palabras.

La clase política se equivoca al comportarse de un modo tan cortoplacista. Parece que solo importa que haya buenas cifras y estadísticas a un año vista. Es una lástima, porque Cataluña da una imagen al exterior que no le corresponde, y sus ciudadanos ven hipotecado aún más su futuro por la falta de coraje de sus políticos a la hora de actuar pensando en el largo plazo, y poner fin a los problemas estructurales que azotan al sector, siendo el más vergonzoso el de los recortes en sanidad mientras se mantienen partidas claramente menos prioritarias, como una ‘embajada’ en el Rockefeller Center de Nueva York. Y disculpen por mi demagogia y populismo.

(*) Reproducimos la parte que la Generalitat dedica al transporte, según un completo análisis que Mercados publicó este domingo:

La Generalitat sigue apostando por rentabilizar equipamientos que tienen más sentido para captar votos que para utilizarse. La entidad Aeropuertos Públicos de Cataluña recibirá 20 millones para continuar la promoción de los aeropuertos de Lleida- Alguaire, en el que hay más trabajadores que pasajeros, y el de los Pirineos, situado en la Seu d'Urgell. Pese a esto, se quiere seguir destinando recursos para implantar vuelos transcontinentales y conseguir la gestión de otros aeropuertos como los de Girona y Reus, además de estar más presente en el de Barcelona. Dentro de esta apuesta aeronáutica, la Generalitat también es la accionista mayoritaria de Spanair a la que inyectó 56 millones hace unos días aunque esta compañía perdió 115 millones el año pasado.

La Generalitat emplea 35,2 millones en contratar estudios y dictámenes a empresas privadas que se supone deberían hacer sus equipos administrativos. Subcontrata además al sector privado una serie de servicios, por valor de 1.481 millones, que engordan su capítulo de gastos corrientes (seguridad, trabajos técnicos o auditorías) que podrían reducirse sensiblemente.