Lo de los hoteles Riu en Corralejo, Fuerteventura, es un circo lamentable que no tiene perdón y cuyos actuales protagonistas son los socialistas, tanto canarios como nacionales.
Pongamos en claro toda la información: los hoteles están en zona prohibida por la Ley de Costas. Pero fueron construidos cuando no había ley de Costas. O sea que fueron legales. Los socialistas hicieron esta ley que preveía que se podían hacer excepciones por un tiempo, otorgando concesiones administrativas para que las edificaciones continuaran. Los hoteles están, pues, con una concesión.
Esa es la situación: legales inicialmente, con un permiso provisional de supervivencia.
En Madrid, el ministerio de Transición Ecológica ha puesto en marcha el expediente de derribo. Se habrían acabado los hoteles. Pero en Canarias, los mismos socialistas, dicen que de eso nada, que los hoteles sobrevivirán, que no pueden perder ni un voto. Esto no lo dicen, pero es evidente.
El Gobierno de Madrid acordó ceder a las autonomías la competencia en Costas, con lo que Canarias dice que los hoteles tendrán una prórroga de la concesión administrativa.
Hasta ahí la historia. ¿Se pone ahora duro Madrid porque sabe que es una pose que no tiene importancia dado que la competencia en Costas ya no es suya? ¿Por qué, de lo contrario, se ha ido aplazando la resolución del expediente?
Más absurdo: aquí nadie va a cambiar la ley, sólo cambia quien la aplica al pasar la competencia de Madrid a Canarias. ¿Puede caber en la misma ley el derribo y la prórroga? ¿Es una medida discrecional? ¿Son los políticos los que tienen libre interpretación de la ley?
Todo es bastante chapuzas, sobre todo si pensamos en los miles de españoles a quienes se les ha quitado la concesión y se han quedado sin su inmueble.
Yo conozco casos de locales sobre el mar a los que, por aplicación de la ley, se les ha expulsado. Pero también he visto cómo, no muy lejos, es la propia Costas la que construye locales dentro de la zona prohibida y cede en concesión a terceros, cobrando.
Como ven, nuestra protección del medio ambiente es muy flexible, dependiendo de los votos, de los medios, de los intereses. De lo único que no depende el poder es de la ley que sólo se le aplica al más débil. Un poco bananero, todo, en la isla de Berni, precisamente.
No comento, no sirve para nada
Pues habría que remontarse en el tiempo a quién gobernaba en La Oliva, qué Partido Político, cuyo alcalde era “el segundo mayor sueldo” en su categoría después de el de Gil en Marbella, Presidente del Cabildo y Senador en Madrid: “territorio Marqués”.
Y luego si eso … hablamos de Tito Berni. De aquellas pajas, estos lodos.