La idea de Bután, el pequeño país budista en el borde oriental del Himalaya, era fácil de comprender: aplicar un fuerte impuesto a los visitantes, para así reducir su número y hacer que el producto fuera exclusivo. De hecho, el destino tiene muy pocos visitantes, entre otras cosas porque llegar allí es muy complicado, con un único aeropuerto, Paro, que probablemente esté entre los cinco más complicados del mundo para operar (Bután rebaja de 200 a 100 dólares la tasa turística por día).
Por eso, el Gobierno, que es bastante especial, decidió aplicar un impuesto de 200 dólares por turista y noche, para quedarse con pocos visitantes, pero que sean rentables para el país.
Ahora, apenas un año después de introducir esta medida tan atrevida, da marcha atrás. Los 200 dólares, durante los próximos cuatro años, pasarán a ser 100. Es medio echar marcha atrás, porque se mantiene el impuesto, solo que reducido a la mitad.
Francamente, sigue siendo un impuesto elevado. Una pareja que esté cinco días se deja mil dólares sólo por ir, al margen de cualquier otro gasto. Pero ahora, tras un año, el Gobierno probablemente pueda ser capaz de determinar cuántas personas realmente están dispuestas a pagar eso y si ese número se acerca al que necesita el país, que tampoco es que tenga una oferta desmesurada de alojamientos o, incluso, de butacas de avión.
Sin embargo, esta medida, igual que todos los impuestos turísticos que se aplican en Europa, tiene un problema fundamental desde el punto de vista conceptual: echa a los pobres y acepta a los ricos. Limitar el número de viajeros usando el dinero como herramienta equivale a echar a los pobres, ni más ni menos. Y eso tiene su lectura y su valoración ética. Si uno lo que realmente quiere es evitar la saturación, debería emplear otras herramientas. Si, en cambio, lo que quiere es ser elitista, digamos un Mónaco, entonces esto puede funcionar.
En Escocia, donde el Gobierno está tramitando un impuesto turístico, los empresarios dicen que no sirve, porque una de las principales quejas sociales contra el turismo de masas se plantea contra los visitantes de caravanas, que no gastan nada, requieren enormes aparcamientos y producen mucha basura. Estos, aducen las patronales, quedan fuera del alcance del impuesto e, incluso, su proliferación se ve estimulada.
Ante el recurrente reclamo en este sentido, de estos asuntos se seguirá hablando en el futuro, porque veremos muchos más impuestos de este tipo por todos lados.
Bután hace muchos años, no es de hace un año ni de dos, no permitía el viaje por libre, todo tenía que estar organizado por una agencia local, tenías y no sé si tienes que pagar más de doscientos dólares diarios por persona en alojamiento más el trasnporte que suele ser en todo terrenos, vamos que en los últimos veinte años no ha sido un turismo para cualquiera, Pensar que más de cuatrocientos dólares americanos por persona está al alcance de todo el mundo es una quimera, y por si fuera cuando el dólar USA estaba bajo frente a otra divisas principales aumentaron el gasto mínimo, si la memoria no me falla a 237 dólares/persona. Durante muchos les ha debido de funcionar, ahora no tengo ni idea, porque con esa especie de impuesto revolucionario impuesto por sus autoridades no entra en mis planes ir allí, aunque me huibera gustado. Y por si fuera poco, solo se puede entrar por aire, por tierra solo está permitido a sus vecinos indios y al pueblo más cercano, con lo que solo puedes volar a la capital, previo tener contratado todo lo anterior, huelga decir que con la compañía local, y no precisamente a precios low cost ya que si las cosas no han cambiado solo se puede volar desde Singapur, Delhi y no recuerdo si también Calcutta y Bombay. En resumen que hay mucho millonario por el mundo que habrá visitado el país y lo seguirá haciendo, o tal vez no, y no porque no puedan pagar esos precios y mucho más.
Si no puedes pagarlo... No vayas... Van a rebajar los safaris de Sudáfrica para equipararse a Benidorm?