Se está poniendo de moda un tipo de turismo que no me atrevo a calificar de otra manera que de “disparatado”. Es bastante loco que alguien viaje con este objetivo: dormir. Se llama turismo de sueño o sleep tourism.
Hay grupos hoteleros que ofrecen a sus clientes la mejor experiencia en este sentido. Supongo que el viaje tiene lugar en sueños, para lo cual es dudoso que haya que viajar muchos kilómetros. Uno de los hoteles que se promocionan para este turismo es el Six Senses Bután. Cada noche tiene el precio que fija la cadena más un impuesto de 100 dólares por persona y día, independiente de lo que duerma.
Otro hotel que se anuncia igual es el Monasterio Santa Rosa en la Costa de Amalfi, un lugar maravilloso en el que cerrar los ojos, incluso para dormir, es un pecado, dada la espléndida vista de la que se disfruta.
Hay muchos más hoteles que se promocionan como destinos para dormir (en Argentina, Islandia, SriLanka, Fiji, Panamá o Noruega, pero francamente a mí todo esto me parece bastante loco. El colmo es que algunos de estos hotelazos hablan de sostenibilidad y protección del entorno. ¿Viajar tan lejos para dormir es realmente sensato? No sé yo.
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