España: turismo sostenible

Hace unos días leí que un alto cargo responsable de la promoción turística de España decía que su trabajo estaba centrado en promover el turismo sostenible en los mercados europeos. Daba detalles de cuántos clientes están dispuestos a escoger un destino en función de sus variables ambientales y cuántos no. Después analizaba cómo se habían comportado los diversos países europeos ante el Covid que, por cierto, todo el mundo da como algo a olvidar en los próximos meses.

Me preguntaba ¿cómo es que la sostenibilidad de nuestro turismo se puede promover en el extranjero, sin aparentemente necesidad alguna de hacer nada aquí? ¿Basta con introducir un ‘slogan’ publicitario nuevo?

Uno que vive en un país turístico y que recuerda las imágenes de las aglomeraciones de turistas y residentes en las playas, que ve cada mañana los camiones de suministros para la industria hotelera, que sabe cuántas depuradoras de aguas residuales operan en nuestras costas para limpiar los restos de la presencia de los viajeros, que conoce cuántas incineradoras se han construido para procesar la basura, que sabe que ha habido que urbanizar nuestras costas masivamente para ofrecer servicios a estos viajeros, uno se pregunta si la sostenibilidad es sólo una cuestión de ‘slogans’, de encontrar el mensaje adecuado, de decir que somos sostenibles.

Porque ya hemos visto que todos los hoteles dicen ser sostenibles porque han pegado un papelito en el baño diciéndole al cliente que si no ha usado la toalla, no la ponga para lavar; que todos los transportistas dicen que sus buses son los menos contaminantes del mundo; que ahorramos energía poniendo luces Led.

¿Eso es sostenible?

A este paso, terminarán por hacerme creer que el modelo natural es Manhattan, comiendo en McDonalds y vistiéndome en Primark. Todo parece ser una cuestión de marketing.