Desde este primero de abril, entra en vigor una nueva clasificación hotelera en Francia. La norma se adapta a los tiempos, con planteamientos más actuales y lógicos. Como está ocurriendo en todos los países, ahora se incorporan exigencias ambientales –protección del entorno, en general– y digitales, como nuevas exigencias. También cambian las formas de control: los hoteles de hasta tres estrellas se tienen que autocontrolar, lo que no significa gran cosa, mientras que los de cuatro y cinco estrellas serán visitados por un cliente misterioso –el famoso Mistery Shopper, en inglés.
Pero mucho más interesante es qué se deroga, que hasta este mes de marzo aún era exigible: por ejemplo, un hotel en Francia podía hasta ahora mejorar su calificación si tenía una radio, un reproductor de DVD, un fax, si tenía un teléfono en el baño o si disponía de una mirilla en la puerta.
Supongo que a todos nos cuesta recordar los tiempos en los que un hotel no ofrecía una imagen agradable si tenía una radio. Pero es que hoy ni siquiera se le pide muy seriamente que tenga un televisor. Y, por supuesto, yo ya no recuerdo si los últimos hoteles a los que he viajado tenían o no teléfono en la habitación, simplemente porque no lo utiliza nadie ni le importan a nadie.
Esto indica en cierta medida que los criterios públicos sobre la clasificación de los hoteles están desfasados. Ahora mismo, los clientes eligen los hoteles por lo que conocen y sobre todo por lo que ven en las redes sociales, donde los establecimientos se sitúan en función de variables muy complejas.
Vean como ejemplo qué ocurre con los hoteles musicales en Ibiza, donde los visitantes eligen un tipo de música, o una discoteca más que un hotel. Son música con camas, no al revés. Y todo eso, lógicamente, cambiante como es, desborda totalmente la capacidad del legislador.
Yo no sé si no sería mejor que lo dejaran ya, que el mundo ya no necesita más estas calificaciones, una vez podemos verlo todo por Internet.
Yo suelo buscar hoteles que no tengan televisores en las habitaciones. He tenido la mala experiencia de tener que aguantar el molesto ruido de la tele del cliente de otra habitación. Esos que se duermen con la tele puesta sin importar que moleste a los de al lado. Estaría bien una norma que obligue a los hoteles a dejar sin señal de televisión a partir de las 12 de la noche.
A la gente ya solo le importa q sea barato , q puedas ir en avión por 5 euros , hospedarte en un hotel por 15 euros la noche , comer por 7 euros y poco más . Las compañías ya no les importan sus clientes tampoco porque saben q es lo q demandan y demandan mediocridad. Hemos involucionado .