Las fronteras españolas están hechas un desastre. Las colas son interminables. Pero todo resulta muy sospechoso porque, por supuesto, no faltan policías ni tampoco el número de turistas se ha multiplicado sobre lo que era habitual en España.
¿Qué está ocurriendo?
No es posible saberlo si nadie de dentro de la organización cuenta qué está pasando, si hay algún movimiento organizado. Pero es evidente que nada de esto es normal.
Lo más extraño es que las incontables máquinas lectoras automáticas de pasaportes están casi siempre fuera de servicio, al menos en algunos aeropuertos, al menos en muchos momentos críticos. En Mallorca, donde estos controles son importantes porque afectan a todos los viajeros procedentes de Gran Bretaña y varios países fuera del espacio Schengen, las máquinas suelen estar apagadas.
La inversión llevada a cabo fue espectacular. En los tres o cuatro años que llevan las máquinas instaladas –primero unas que no eran nada eficientes, después las actuales, mucho mejores–, jamás han estado todas en uso. En algunas ocasiones, por ejemplo, no se permite que los españoles pasen por la máquina; en otras no se permite a nadie, siendo todo bastante extraño.
Lo que se dice del Brexit es una absoluta bobada porque Gran Bretaña nunca estuvo en el espacio Schengen y siempre se comprobaron sus identidades. Ahora, sin venir a cuento, se hace una inspección exhaustiva del pasaporte, pero se trata de las mismas personas a las que hace un año se las dejaba entrar con muchos menos problemas.
Algo extraño está sucediendo y me temo que esto probablemente sólo se resuelva con dinero.
Ha dado vd. en el clavo es un claro boicot por parte de los policías.
En concreto, y pese a las críticas por las supuestas 15.000 pérdidas de conexiones que Iberia relaciona con la falta de agentes y la dilación de los controles, las citadas fuentes sostienen que la Comisaría General de Extranjería y Fronteras no ha recibido ninguna queja ni de pasajeros ni de Aena ni de las aerolíneas que operan en los aeropuertos españoles.