Cualquiera diría que un directivo de una aerolínea desearía que sus rivales estén fragmentados. Sin embargo, Michael O’Leary, el director general de Ryanair, declaró a la prensa especializada que EasyJet y WizzAir deben ir pensando en fusionarse o, por el contrario, deben esperar a ser adquiridas por otros. Para O’Leary, el resultado de la pandemia es que habrá, se quiera o no, concentraciones de aerolíneas. En otras palabras, que las más débiles deben de ir pensando en caer.
Obviamente, Ryanair es de las compradoras, aunque no da la impresión de que tenga en cartera la idea de hacerse con rivales.
Pero O’Leary ha confirmado lo que es evidente: habrá concentraciones, habrá víctimas. Y menciona específicamente el caso de su gran rival, WizzAir.
O’Leary lo ha explicado: WizzAir e Easyjet hacen una buena pareja desde el punto de vista de los mercados y las flotas. En lo primero porque la presencia de Easyjet en Europa del Este es mínima y, al mismo tiempo, la de WizzAir en Europa Occidental es igualmente mínima. O sea que se complementan. En cuanto a flota, las dos operan exclusivamente con Airbus, lo cual es perfecto.
Sin embargo, hay una diferencia importante: los costes operativos de Easyjet, así como el mercado al que se dirige difieren del de WizzAir. Mientras la compañía naranja es un poco más cara y se dirige al viajero de negocios con más intensidad que sus rivales, WizzAir es una Ryanair bis: ataca al control de costes, busca el cliente que nunca ha volado, y es tremendamente agresiva en precios.
Sin embargo, lo más interesante de todo es que las fusiones se admiten en todos los ámbitos de la aviación como inevitables. Y hasta en Easyjet se admite que esta probablemente sea la primera víctima, a nada que haya quien pague el precio que la empresa considera justo.
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