Nunca se sabe exactamente si los turistas que nos visitan están o no contentos con las temperaturas que están sufriendo las costas españolas en estas fechas. No se sabe porque ya en épocas normales unas vacaciones en España suponían pasar a vivir diez o quince grados por encima de lo habitual en sus casas, lo cual para ellos debería ser una barbaridad. Ponerse ahora a veinte grados no sé si les afectará mucho más.
Por las calles de los núcleos turísticos de España, a las peores horas del día, se ven turistas caminando sin rumbo o, peor, incluso sufriendo lo indecible en bicicleta, de manera que uno no sabe si llegan a notar el empeoramiento de las condiciones.
Sin embargo, es posible que las condiciones meteorológicas de los veranos del sur de Europa estén cambiando de forma notable, con efectos que no llegamos a notar del todo pero que deben de estar produciéndose. Desde luego, la temperatura del mar es el más evidente.
¿Va a cambiar el turismo por este motivo?
A pesar de que no hay medio de comunicación que no alarme incluso más de la cuenta con las olas de calor de los países del sur, no se perciben diferencias en los patrones de comportamiento de los turistas ni en los precios que están dispuestos a pagar por quemarse en nuestras costas.
En todo caso, parece evidente que hay cambios y que deberíamos estar atentos a sus efectos que, hoy por hoy, no se notan.
Gasteiz 12° noches de verano desde hace lustros. Será la próxima Ibiza de los listos.
A las 7 de la maña teníamos 17 grados, genial, ayer por la noche, a las 9, 20 grados. En muchos sitios de la península suplicarían por estos "fríos" veraniegos. Lo que a mi me parece claro, es que si esto sigue así en los próximos años, los sitios que ahora se abarrotan de turistas, van a sufrir de lo lindo porque habrçá gente, no sé si mucha o poca que no va a ir para sufrir un calor insoportable, y entonces este país va a tener un problema muy serio, y más con unos políticos tan mediocres como los que tenemos que no ven más allá de las elecciones como mucho. Sin embaro si los inviernos son templados, lo que se podría perder por un lado, se podría ganar por otro.
El cambio llegará el día que dejen de venir todos de golpe.
Existe la evidencia empírica que hay más residentes en el Infierno … que en el Cielo.
Por algo será y la gente NO se reforma, pese al cambio climático maligno que suscita la opinión.