Finalmente, KLM irá a los tribunales a explicar si engañó o no a la opinión pública con su publicidad diciendo que sus aviones eran más sensibles con el medio ambiente, mediante alguna de las políticas que compensan la contaminación (KLM: demanda por mentir con el cambio climático).
Este es un síntoma de lo que hoy por hoy es una verdadera locura: toda empresa que se precie nos vende su sensibilidad ambiental extrema, de manera que si todo fuera verdad, desde luego el planeta no correría peligro.
Esto, probablemente, es lo peor que puede ocurrir con el medio ambiente porque aquí se esconde todo, desde la empresa que está gastando una barbaridad en cuidar el entorno, a la que hace lo razonable, a la que no hace nada, pero contrata un buen publicista que engaña en lo que puede.
El problema de fondo es que el consumidor no puede constatar técnicamente cada afirmación de ecosostenibilidad, por lo que ha de aceptar lo que le dicen, que lógicamente está lleno de engaños.
Yo les digo que si todo lo que nos cuentan fuera verdad, francamente no habría contaminación. Porque no hay nadie que no se proclame sensible.
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