Dice el Gobierno de Baleares que no quiere más de 16,5 millones de turistas. Lo cual no significa absolutamente nada porque siguen quedando oscuras muchas cuestiones que habría que haber aclarado al tiempo que se hace el anuncio (Baleares no quiere más de 16,5 millones de turistas).
Lo explico. ¿Estamos hablando de que esos 16,5 millones vengan por periodos de un día a lo largo de todo el año? Eso significaría dejar los hoteles casi vacíos. ¿Significa que cada uno de estos 16,5 millones esté todo un mes? Eso provocaría una saturación importante, sobre todo si se mantiene la concentración de los viajes durante el verano, como parece probable.
¿Hablamos de mantener 16,5 millones de turistas de poco poder adquisitivo? ¿O estamos buscando los de la élite? No, estos no son aspectos baladíes porque ustedes dirán que si han de visitarnos, que sean los que más gastan. Sin embargo, ahí nos topamos con el criterio de uno de los partidos que integran el gobierno que se opone a que vengan sólo ricos. Además, nadie puede controlar los precios.
La cuestión es un poco más complicada: ¿cómo se controla esto? ¿Se ponen contadores en el aeropuerto? ¿Con qué autoridad se le dice a alguien que no puede entrar en un país europeo porque se ha llegado al cupo máximo? ¿Por precio? ¿O la autoridad política va a decirle a los intermediarios que los precios han de ser así o asá?
Actualmente, el Gobierno de España y el de Baleares apenas son capaces de saber cuántos turistas han entrado, pero carecen de poderes para intervenir en estas decisiones libres del mercado, de los agentes que participan en este negocio.
¿Y si no tienen poderes para imponer su criterio, a qué viene este mensaje?
¿Puede ser que tenga que ver con la siguiente campaña electoral?
"Elemental, querido Watson".
De modo obvio cualquier sitio que vive para el turismo desea turismo de calidad salpicado con el de Sol y playa.
De modo obvio, y de modo obvio es posible que usía y su catalejo, que sin duda escribe desde El Bierzo o Polvorosa no se ha dado cuenta de que Baleares es un archipiélago, y que como tal debe o debería ser preservado, tanto el paisaje como los recursos que tiene que son limitados.
En muchos sitios ya se habla de limitaciones si no se ha hecho ya.
Me sorprende que el autodenominado corazón, defensa, armadura y no sé cuántas cosas más del turismo, no hagan más alegatos por la sostenibilidad y la defensa del medio ambiente.
Descalificar una opinión por el origen del exponente, es, obviamente, un error. Justificar una actuación imprecisa en base a supuestas obviedades, otro. ¿Hablamos de estancias o de turistas?, ¿cómo se medirá, quién lo hará...? Estos son los factores, junto con la carga residencial, la libertad de circulación y residencia, no se pueden restringir sin una causa excepcionalmente grave y esporádica.
Cada vez están más solos los que se oponen a la racionalización de la afluencia de turistas en zonas saturadas como las islas Baleares. Resulta lógico porque se acumula la evidencia de que la masificación sin medida de destinos cuyo producto estrella es la belleza y la tranquilidad de disfrutar de unas vacaciones de ensueño resulta absolutamente contradictoria. Ni siquiera el empresario más cegado por la codicia puede negar a estas alturas que el cambio de modelo es inevitable ya que le está afectando en carne propia, por ejemplo dificultándole disponer de mano de obra a la que explotar
O sea que van a prohibir la aplicación del Convenio de Schengen y las disposiciones del Tratado de Roma que regulan la libre circulación de personas. No son mas bobos porque no entrenan suficiente.
Es muy simple, coloca un impuesto a todo aquel que se aoje en un hotel, como se hace en muchas ciudades "saturadas" de turistas en el mundo.
Lo que no se puede es tener contentos a los limitacionistas y a los hoteleros y empresarios turísticos a la vez.
...la contradicción de los políticos de Baleares y sus esbirros