Este artículo carece de todo valor científico. De hecho, es más bien un razonamiento propio de una persona que, como yo, no entiende de ciencia. Lo escribe alguien que cada vez que se sube a un avión piensa muy en serio “¡cómo es posible que esto vuele con tanta gente a bordo!”
Es decir: estáis avisados. Soy puro instinto.
Les amplío la descripción: hace unos días vi un vídeo de un paseo peatonal situado en las alturas de alguna montaña en China. El camino, con todas las garantías, tenía el suelo de vidrio transparente y a través de él se veía un precipicio interminable. Una mujer, que iba con su perro, entró en la zona de cristal pero se encontró con el problema de que su mascota, ni borracha iba a pisar ese vidrio. Yo soy como la mascota.
He ido a varios hoteles que tienen en el tejado una piscina maravillosa con fondo de vidrio pero nunca tuve el arrojo como para lanzarme. Mi instinto, básico, analfabeto en relación con la ciencia, me dice que no. Allí espero que hasta mi suegra se bañe, pero yo no.
Hasta la semana pasada lo único que me asistía en mi postura básica, comparable con la del perro de la china, era la irracionalidad. Pero la rotura del magnífico acuario del hotel Radisson de Berlín me da una razón, por primaria que sea: “no vas muy descaminado: el vidrio no es como el suelo firme”.
No obstante, seguiré volando en avión, como es lógico. Porque al menos el suelo es de moqueta.
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La ignorancia si no es atrevida, siempre será bienvenida.
Ahora, escudarse en el desconocimiento científico para no distinguir un polímero plástico de un cristal, es más que para hacérselo mirar.
Implicaría que se es incapaz de distinguir el codo del culo; dicho sea de paso, con todos los respetos hacia los ignorantes por muy ilustres que sean aunque mucho nos tememos que el Nobel de literatura no lo atesoren, ni el Nadal por asomo.
Perder el tiempo en cálculo de estructuras y resistencia de materiales en una columna cilíndrica vertical que contiene un volumen de toneladas de agua salada, la presión por cm3, la longitud y sección del continente y la resistencia en la base; sería una labor estéril habida cuenta el punto de partida.
Mejor, que le toque la Lotería, dónde existe una probabilidad de 1/100.000.