Desde fuera del sector, para aludir a Gabriel Escarrer Juliá, se suele aludir a sus logros bárbaros en términos de haber transformado la economía de países y destinos. También al tamaño de su empresa, partiendo de la nada. Igualmente se hace mención a sus innovaciones en todas las áreas del negocio hotelero. Pero en el gremio, se le admira aún más por la forma en la que consiguió todo eso.
Un señor, un caballero, son algunas de las conclusiones que han coincidido en transmitir a Preferente varios primeros espadas turísticos. Un referente, un líder y un ejemplo, por cuánto dignificó con su proceder a una industria que se preguntaba qué haría alguien como él ante un dilema espinoso. Su ética, exigencia, y responsabilidad por encima del lucro particular supusieron la mejor escuela para los más cercanos al impulsor de Meliá.
En esta España de escándalos permanentes, normalizados ante su multitud y silenciados por sus beneficiarios, el Turismo tuvo a un líder alejado de la menor turbidez. Rectitud, tenacidad, tolerancia han sido la norma en un elenco de empresas del sector en gran parte gracias a su principal maestro. Haciendo compatible tener unas ideas claras con que ello no impidiera encontrar puntos en común con el que piensa diferente. El reiterado aprecio sindical por su figura así lo acredita.
Una porción destacada del sector se mantiene limpia de escándalos, de litigios constantes, de incumplimientos, de pasos por la cárcel, de mails con sobornos, de rescates públicos, de multas millonarias por fraudes, de órdenes de detención, de corrupción política, de doble moral, de falsos desmentidos. No es el camino más fácil, pero sí el más digno, consistente y comprometido con mejorar al entorno. La generosidad, mentalidad de abundancia, y la coherencia explican por qué siempre será recordado por su honorabilidad.
Gracias por ser un guía.