Cuando el Gobierno socialista de Baleares llegó a un acuerdo con la patronal europea de los cruceros para limitar a tres barcos diarios la presencia en Mallorca, Podemos afirmó, con notable virulencia, que quería sólo un barco diario. Cierto que no lo dijo con mucho convencimiento y más hacía pensar que antes había pedido permiso para ese desmarque. Pero, aparentemente, eso es lo que piensa: un crucero debe de ser suficiente para una ciudad.
Salvo cuando se ocupa la alcaldía. Este martes pasado, Cádiz, regida por el inefable Kichi, tuvo seis cruceros al mismo tiempo. Más barcos que puerto, dado que hubo que habilitar una terminal de contenedores para que pudieran amarrar dos de esos buques (Diario de Cádiz dice que sólo fue uno el que tuvo que irse con los contenedores, La Voz, dos).
La ciudad se vio invadida por veinte mil viajeros (quince mil, según Diario de Cádiz, veinte según La Voz) que, probablemente, se dejaron una importante cantidad de dinero.
Uno se pregunta si las emisiones de estas ciudades flotantes son menos graves en Cádiz que en Mallorca. O si en realidad, aquí se trata de jugar a pasar los barcos de unos puertos a otros, sin que nadie asuma la responsabilidad de limitar este negocio. Si es que, efectivamente, es tan problemático para la naturaleza.
A ver si en Podemos van a ser como esos gobiernos que van en jet privado a Sharm el-Sheikh, a quejarse de cómo estamos contaminando el planeta.
En Palma no es podemos que lo pide, es Més y con mucha razón, sean del color político que sean y estar a favor de una masificación en las islas y de recibir tres o cuatro cruceros al día es de ser un inconsciente con nuestra isla y con el medioambiente.
La mayoría de familias con hijos adolescentes vive con cierta angustia. Se ha construido en las mentes de sus hijos que pueden escoger su sexo como quien va comprarlo a un supermercado. El sentimiento de sus hijos «esta por encima» de cualquier conocimiento de nadie.
Ante la ideologia woke muchos padres se encuentran como desprotegidos en un monte desarbolado, y rodeado de nubarrones. Esperan que la suerte les acompañe y les salve de la tormenta. Se ven sin argumentos. Todos los que tenían heredados de sus padres y de sus abuelos «son inútiles».
Su impotencia como educadores de sus hijos, causada por la imposición «ideológica de estas nuevas realidad biológicas», les deja sin capacidad de reacción.
Por otra parte, muchos profesores de las escuelas catalanas se piensan que hacen una » buena labor social». Creen que siempre ha
existido esta «nueva biologia». Son activos en la educación del » nuevo paradigma» woke».
También aparecen recurrentemente en las escuelas «expertos» en relaciones sexuales, y sociales; imparten clases «exprés» donde inculturan la ideología woke a niños y adolescentes.
Todo ello repercute enormemente en la evolución de los niños, jóvenes y adolescentes.
Su camino para llegar a ser plenamente adultos está lleno de alambradas ideológicas, que les convence de cosas que nada tienen que ver con su verdadera realidad.
Reciben un » credo» irracional y sus padres se ven impotentes.
Sinceramente, le acompaño en el sentimiento.
Es una pena que los chicos ya no puedan ser flechas en el campamento, ni echar
tan grande meada que naufraguen los trasatlánticos de Baleares.
Ni puedan correr tras las suecas en Benidorm al modo Landa o Paco Martinez Soria.
Tampoco podrán dejarse meter mano por el cura párroco en confesión o el profe de Latín a la sazón también enlutado.
Aquello sí que era una sexualidad sana.
Pero recuerde una cosa, Ud ya tuvo la oportunidad de ser niño en su Época, con todos los condicionantes y trabas del momento … ahora, les toca a ellos ser niños en su tiempo, que es el presente y los prejuicios de todo tipo que tengamos los adultos, deberían quedarse de puertas adentro del hogar familiar o tomar las de Villadiego.
¿Y sabes lo peor?
Que los que los que defienden los mantras woke además van camino de prohibir la opinión de los que tienen otras ideas.
De hecho en algunas cosas ya lo han hecho y en otras han reinstalado la inquisición.
Progresistas hacia el pasado.