¿Quién representa a los hoteleros?

Voy a hablar de la isla de Mallorca, que es probablemente el territorio hotelero más importante de España, al menos en el segmento turístico vacacional y, por supuesto, por historia.

Resulta que en ese lugar, tanto a nivel de las organizaciones empresariales como de los medios de comunicación y, también, en la interlocución con el poder político, suelen ocupar el primer plano muchos hoteleros.

Alguno de ellos tiene uno o dos hoteles en la isla que no vende por razones sentimentales. Sin embargo, aún ocupan un lugar preeminente, dominante, controlador en la interlocución social en Mallorca, donde tienen bastante poca presencia.

Digamos, por ejemplo, que todo el mundo habla de algunos hoteleros que no llegan a la media docena de hoteles mientras que otros, con más de quince establecimientos, los que de verdad se juegan su supervivencia –es un decir, por supuesto–, no aparecen ni en los medios, ni en la política, ni en el primer plano.

Cada vez que se toma una decisión política delicada se acaba acallando involuntariamente a los demás. Estos, por su parte, que son los que realmente tienen intereses en la isla, han de ir explicando su punto de vista a escondidas cuando, como ocurre frecuentemente, no coincide con el deseo y los intereses de los grandes.

¿No sería el momento de que haya una consonancia entre los intereses reales y las voces que los exponen?