Las noticias dramáticas sobre incendios forestales en Turquía a lo largo de este fin de semana tienen mucha importancia. No porque sean incendios forestales, que pueden ocurrir en cualquier lugar, sino por la autoría, muy sospechosa, como mínimo.
Que desde el miércoles a hoy hayan estallado más de cien incendios diferentes todo a lo largo de la costa sur y oeste de Anatolia es grave; que el presidente Erdogan diga que son los kurdos quienes están detrás de esto, es extremadamente grave. Si fuera verdad, el turismo sería el rehén de un conflicto interno bien conocido que se arrastra a lo largo de los años.
Este fin de semana, varios hoteles han sido evacuados con escenas tan dramáticas que los viajeros se han tenido que marchar con lo puesto y por mar, donde que el hotel y las inmediaciones han sido rodeados por el fuego.
No es la primera vez que Turquía sufre problemas de esta gravedad. Sin embargo, los corresponsales de los medios de comunicación occidentales, que conocen la complejidad de la estructura política turca, no están totalmente convencidos de la versión que da el presidente Erdogan. No la desmienten, pero esperan clarificaciones en las próximas horas o días.
En cualquier caso, después del virus, este es un castigo que el turismo turco no debería soportar.
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