Al principio, hace ya unos años, cuando uno llegaba a un hotel se podía encontrar con la sorpresa de que el wifi era de pago. En realidad, era lo más habitual. Los hoteleros pensaban que ese ‘extra’ podía aportar un ingreso adicional.
Sin embargo, como ocurre siempre, alguno tuvo la idea de ofrecerlo gratis y asegurarse más clientes: “venga conmigo y el wifi siempre será gratis”. Claro, la competencia tuvo que copiar inmediatamente, de forma que en un año o menos, todos los hoteles tenían wifi gratis. Hoy es muy raro encontrar a alguien que cobre por este servicio adicional.
En la aviación vamos camino de lo mismo, allí donde ya está disponible la tecnología, que fundamentalmente es Estados Unidos. Algunas aerolíneas ya lo tienen pero lo restringen a los grandes clientes, si entran con su identificación de fidelidad. Pero ya viene una de las grandes, Delta, sugiriendo que lo va a ofrecer gratis, de manera que podría suponer un buen aumento de clientes. Claro, que si Delta hace eso, American y United no tendrán más remedio que sumarse. Y, después de ellos, ¿quién podría negarse a dar este servicio gratuitamente? Hasta Spirit podría terminar dando wifi sin coste, porque de lo contrario estaría fuera del mercado.
Nada que no debiéramos de haber aprendido con los hoteles: al final, todo se equilibra en el obsequio al cliente y, nuevamente, la competitividad se rige por razones ajenas al wifi.
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Compañías estatales que no se juegan su dinero no cuentan como referencia del mercado
Todo va a depender de la implantación de la tecnología 5G y la separación de bandas de recepción vía SATCOM -del tamaño del techo de un monovolumen/furgoneta- situadas en la parte superior del fuselaje de gran parte de los aparatos modernos y sobre todo en US que entran en colisión con determinados instrumentos de a bordo cómo el radio altímetro. Pero vamos, el WiFi gratis va camino de implantarse “por derecho” de pura lógica aeronáutica, Sociedad de la información y satisfacción del cliente.