El síndrome de China

El título del artículo de hoy lo he tomado prestado de una famosa película de los años 70 protagonizada por Jane Fonda y que, en síntesis, venía alertar del peligro que suponen las centrales nucleares en el caso de que el núcleo que las alimenta termine por fundirse. Ese es el nombre que le han dado los físicos nucleares.

Luego, ese “síndrome de China” se extendió brutalmente por el resto del mundo cuando el régimen comunista fundado por Mao Tse Tung decidió abrazar desde la contradicción el sistema capitalista a la manera salvaje que ya no se aplica ni siquiera en los países más adictos a la llamada y conocida como “Escuela de Chicago”.

Con estos prolegómenos históricos y en una esfera bien diferente me vuelvo a reafirmar en un artículo reciente del que suscribe y publicado en estas mismas páginas digitales sobre China y su efecto en el turismo español que continúa de moda por el mundo. Dicha pieza periodística, escrita y recordada con toda humildad, comentaba yo unas afirmaciones del actual dircom de El Corte Inglés, José Luis González-Besada, a propósito de la importancia del “turismo de compras”. En esos grandes centros conocen bien el percal. Porque cuando se denigra la calidad del turismo que viene a España y con algunas razones objetivas y justas –este año sobrepasarán los 70 millones de visitantes- será, digo yo, para apuntar e incluso alumbrar algo nuevo que nos permita optimizar económicamente esa preferencia por nuestro país. Además de la típica y tópica apelación al “turismo cultural” -que siempre será para una minoría cualificada e insignificante desde el punto de vista económico- habrá que convenir en la búsqueda de otros vectores. Es ahí donde quiero incidir hoy.

Uno de ellos resulta, en efecto, el “turismo de compras”. Los chinos con sus 1.200 millones de habitantes y una economía boyante (no para todos pero son tantos que un pequeño porcentaje es una millonada) es un mercado sumamente apetecible y perseguible porque entre sus élites hay mucho deseo de consumir y cuanto más caro mejor. Es una forma de distinción en el vasto continente asiático.

De ahí, la apelación y petición del responsable de markéting de El Corte Inglés porque el Gobierno inicia cuanto antes una gran campaña de promoción de España como destino en esa ingente población. Si no vienen, evidentemente no compran. Parece a primera vista una exigencia razonable. A nivel de Estado naturalmente pero también en el ámbito de las diecisiete comunidades autónomas y entre las cinco grandes ciudades españolas.

Si hay consumo habrá empleo y riqueza que puede repartirse. Como no se reparte es si no se tiene. Algo que algunos que quieren mandarnos olvidan o sencillamente no saben.

Iberia se ha sumado de alguna forma a la iniciativa de El Corte Inglés. España tiene todo lo que buscan sostiene la compañía aérea. Pero ya hemos comentado en ocasiones varias que hoy el buen paño en el arca ya no se vende. Claro, que tampoco en el top manta.

DESNUDOS POR MALLORCA

Volvemos a las andadas. Ahora son los vecinos de algunas poblaciones de Mallorca los que ponen el grito en el cielo ante los desmanes de determinados turistas que aprovechan sus vacaciones para empiporrarse de alcohol y a partir de ahí organizar la mundial en una orgía de despiporre.

En la pasada Semana Santa en Magaluf (Mallorca) puede observar algunas escenas que te dejan tieso. En efecto, aquello que ví era demasiado. Cierto es que no se puede diabolizar al conjunto de esos paisanos alemanes, británicos o escandinavos que buscan refugio por unos días o semanas en las paradisiacas calas mallorquinas. Es ahí donde el poder público y soberano debe actuar sin contemplaciones. Para eso están y para eso les pagamos. Hacer lo más agradable posible la estancia a los ciudadanos normales y meter en cintura a los desmadrados. Mientras no haya redaños para aplicar la ley y el respeto a los derechos de los semejantes y vecinos los tabloides de aquellas latitudes seguirán arrojando basura sobre España como destino.

Y ese derecho del resto de los visitantes –que son en cualquier caso mayoría-debe aplicarse a rajatabla. Con Brexit o sin el.