Admítanlo: también se equivocan

Cuando usted ve a los ejecutivos dinámicos que lideran las grandes empresas, cuando los escucha, cuando sigue sus trayectorias, pensaría que no se equivocan jamás. Ellos, por lo menos, transmiten siempre la sensación de seguridad, de firmeza, de ir un paso más allá que los demás.

Con ese aire de confianza que les caracteriza, los grandes directivos de las grandes aerolíneas europeas nos dijeron primero que las low cost no les afectaban, después que no llegarían lejos, después que ellos iban a imitarlas, y ahora, tras tantos esfuerzos por convencernos, ayer nos dijeron que no, que los ahorros en quitarnos los cacahuetes a bordo no eran tanta cosa.

Me refiero a que ayer, el director general de British Airways rectificó una decisión del español Alex Cruz, cuando estuvo al frente del operador británico, por la cual toda bebida o comida a bordo de los vuelos de corto radio pasaba a ser estrictamente de pago, ahorrando así 400 millones de libras. O sea que ahora volvemos a donde estábamos.

Oigan: nos lo dicen con el mismo tono serio y circunspecto, como cuando crearon Level para competir con Norwegian, o como cuando Air France lanzó Joon, que iba a ser la preferida de los “millennials”, o como cuando O’Leary nos dijo que www.ryanair.com iba a ser el Amazon de los viajes.

A veces, desde luego, se equivocan. Y no porque lo hagan con aire de superioridad deja de ser una solemne metida de pata que normalmente cuesta millones y millones.