Más banderillas a las aerolíneas: impuestos a viajar en avión

Los expertos que han elaborado el Libro Blanco sobre la Fiscalidad no le han dado un puyazo a las aerolíneas, pero sí le han colocado un par de banderillas extras a las empresas turísticas más afectadas por la última gran crisis.

Dicen los sabios a los que ha recurrido la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ellos no imponen nada, que solo se limitan a analizar el impacto que tendría en las compañías la propuesta que han elaborado.

El objetivo de dicho impuesto, señalan desde el Gobierno, es conseguir que “los pasajeros elijan otra opción a viajar en avión” para, de esta forma, “contribuir a la mejora medioambiental”.

El Gobierno piensa, o eso dicen, en el medioambiente y, de paso, en recaudar dinero para las paupérrimas arcas del Estado, que ingresaría por este concepto casi 1.000 millones de euros.

Ni por aire ni por mar: por tierra, con lo que el tren sería el medio más favorecido porque viajar en barco también es muy contaminante, de acuerdo con los estudios de los ecologistas.

Los expertos contratados por la ministra de Recaudación han analizado la implantación de un doble impuesto a las aerolíneas: uno al queroseno y otro al billete de avión.

Dichos “sabios” se curan en salud y dicen que habría que tener en cuenta la incidencia que tendría ambos impuestos en el sector del transporte aéreo, “que ya se ve afectado por otros impuestos que gravan a los turistas”.

De los impuestos al transporte marítimo de pasajeros no dicen nada porque no se lo han encargado (aún) y tampoco señalan cómo afectaría a los viajes a Baleares, a la espera de que construyan un puente desde Valencia hasta Mallorca (sería maravilloso yendo en bicicleta o en autostop).