¿Nadie en Aena tiene sentido común?

He pasado dos horas infernales en un aeropuerto español. In-fer-na-les. Horroroso. Lamentable. Es una experiencia intolerable porque, encima, es innecesaria.

Cada dos minutos, como mínimo, el sistema de altavoces lanza alternativamente unos cinco o seis mensajes diferentes, además del que nos conocemos de memoria, referido a que vigilemos nuestras pertenencias. 

Los cinco mensajes, repetidos machaconamente, son incluso absurdos. Con el agregado de que todo se tiene que multiplicar por cuatro porque todo se anuncia en castellano, con repetición en inglés, alemán y catalán (el suplicio tuvo lugar en el aeropuerto de Mallorca).

Veamos: el primero de los mensajes dice que mantengamos la higiene y las cautelas en todo momento en el aeropuerto. El segundo mensaje dice que “mantenga la distancia de seguridad mientras espera la recogida de su equipaje”. No se sabe si es que en otras zonas del aeropuerto estamos libres de riesgos. De nuevo, multiplicado por cuatro idiomas.

Otro mensaje dice que es obligatorio el uso de la mascarilla en todo momento, pese a que como es obvio en los bares la gente está comiendo y bebiendo sin aislarse.

El cuarto mensaje entra ya en los derroteros de lo absurdo. Dice que todos los viajes internacionales que lleguen al aeropuerto deben rellenar el código QR. Como es fácil de entender, ese no es el mecanismo para comunicar a los viajeros las exigencias en los aeropuertos. Esto se comunica en las webs de las aerolíneas, las cuales en el proceso de reserva y expedición de la tarjeta de embarque informan al viajero ampliamente y por escrito de qué han de hacer. Pensar que un mensaje repetido machaconamente en los altavoces de los aeropuertos sirva para algo es un reflejo de las mentes que mandan en Aena.

Aunque el mensaje más fantástico es el que dice que está prohibido entrar al aeropuerto a acompañar a un pasajero, excepto que se trate de un menor o que sea una persona con una necesidad especial. Aparte de que es ridículo prohibir este acceso a los aeropuertos cuando están abiertos hasta los estadios, el mensaje se trasmite cada pocos minutos a quienes sí están en el interior del aeropuerto, lo cual no tiene sentido alguno. Como cualquiera que no sea directivo de Aena llega a entender, esta información, si realmente fuera de interés, debería estar en la entrada de los aeropuertos, antes de acceder.

Convertir las dos horas de espera de un vuelo en un suplicio multiplicado por cuatro idiomas, repitiendo cada diez minutos todos los mensajes, es sádico, destruye la amistad, las familias y la convivencia. Simplemente es carecer de sentido común. Se me ocurren otros calificativos pero uno no desea ofender.