Argentina no es capaz de tener una política de aviación constante de gobierno en gobierno. Con Cristina de Kirchner, hasta 2015, había en la práctica un monopolio de Aerolíneas Argentinas, con un fuerte control político por parte del Partido Justicialista, del gobierno.
La llegada de un gobierno más de derechas supuso permitir la entrada de competencia, facilitando que se instalaran en el país varias low cost como FlyBondi, Jet Smart o la fracasada Norwegian.
Pero en 2019 volvió el partido de Perón al poder y con él se permitió que las low cost siguieran volando, pero se les obligó a aplicar los precios mínimos que tiene Aerolíneas Argentinas, con lo que la competencia quedó en entredicho.
Pero ahora vino la derecha o incluso la ultraderecha de Milei que, rápidamente, ha liberalizado el transporte aéreo. Lo más importante no afecta sólo a Aerolíneas Argentinas sino al monopolio público del handling aeroportuario, que es una empresa fuertemente controlada por el peronismo y que ahora queda en libre competencia.
Lo que ocurre ahora es lo que sucede en cualquier país de Europa, lo cual no es óbice para que allí sea objeto de fuertes polémicas. Los bandazos nunca son buenos si son tan frecuentes. Si este fuera el último, al menos sería más llevadero.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo