¿Por qué Boeing se ha de preocupar?

Dave Calhoun, el nuevo presidente de Boeing, ya no es tan nuevo. Reemplazó a Dennis Muilenburg, su nefasto antecesor, en 2019. Su mantra fue que lo iba a cambiar todo y que quería introducir una nueva cultura.

Y es verdad que muchas cosas han cambiado. Para empezar, Boeing dejó de tapar sus fallos y se convirtió en una empresa transparente, aunque es verdad que no tenía otra salida. Paró la producción del 787 para revisar las incontables denuncias de caos en los procesos. Recertificó el 737 Max, que tras unos meses pudo volver a volar. Y en cierta medida ha conseguido el reconocimiento del mercado con una revitalización de las ventas que en los últimos cinco meses han subido notablemente (La UE decide cerrar su espacio aéreo al Boeing 737 Max).

Pero este lío con el avión de Alaska es delicado por las siguientes razones (Un Boeing 737-9 Max nuevo pierde una puerta de emergencia en pleno vuelo).

El avión se entregó a finales de octubre de 2023, empezó a volar el 12 de noviembre, de modo que no llevaba ni dos meses en el aire. Es decir que se trata de un avión que ya responde a los estándares de calidad de Calhoun, no de Muilenburg.

Segundo, la FAA, la autoridad de la aviación americana, ya no está para bromas y se juega también su prestigio si estos fallos no se aclaran de forma seria. Por eso ordenó la paralización de todos estos aviones, cosa rara en fallos similares.

Tercero, hay 218 de estos aviones entregados, la mayor parte de los cuales están en manos de United y Alaska (Copa y Aeroméxico son el tercer y cuarto usuario), con lo que las quejas son cercanas, se cuecen en los propios Estados Unidos y dañan notablemente al fabricante.

Esto último quiere decir que el contador de los gastos está corriendo y nadie sabe cuándo la FAA va a volver a permitir que estos aviones vuelen nuevamente. El dinero empieza a irse de nuevo a borbotones.

Y, finalmente, la marca Max empieza a estar ahora totalmente dañada. Es muy difícil, incluso tratándose de un buen avión, que se pueda recuperar la confianza en este modelo. No es fácil salir de este agujero, creado durante el mandato de Calhoun.