El ayuntamiento de Palma de Mallorca está gobernado por la izquierda, resultado de una coalición en la que participan todos lo que son, o sea Podemos, el PSOE y los nacionalistas. Actualmente el alcalde es Antoni Noguera, de este último grupo, aunque en realidad no se le debería llamar propiamente alcalde, porque como ocurriera antes, sólo es titular de algunas parcelas mientras que sus socios hacen lo que les parece en sus otras parcelas.
Este municipio acaba de pedir a la Autoridad Portuaria de Palma que limite la entrada y el acceso de cruceros al puerto de la ciudad. No existe ningún estudio, ningún análisis ni sobre el impacto que generan los cruceros ni sobre los ingresos que dejan, pero ellos piden la paralización de esta actividad. Entre otras cosas, lo piden porque no es su competencia y así quedan bien sin desgastarse.
¿Por qué sugiero que esta es una estrategia para no desgastarse? Porque el mismo día, exactamente el mismo día, en que piden la paralización de la entrada de viajeros, la Fundación Palma 365, que es una organización del propio municipio, hacía público el balance de sus actuaciones para la captación de turistas. Este organismo se creó en su momento para satisfacer a los trabajadores del turismo, demostrándoles que el ayuntamiento está con ellos.
Vamos a ver: ¿cómo es posible que la misma institución que exige que se paralice la llegada de turistas por un lado, tenga un presupuesto y un organismo, con sus respectivos responsables, encargados de captar turistas? ¿Pero esta gente va en serio? ¿Cómo puede anunciarse que no se quiere más turismo y al mismo tiempo explicar qué se está haciendo para captar más visitantes? ¿O es que pretenden decirles a los del turismo que buscan clientes y a los marginales antiturismo que también están en contra?
Sólo es cuestión de tener un poco de seriedad, ¿no?
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