La Organización Mundial de la Salud mostró ayer su sorpresa por los casos de coronavirus que se han registrado en Irán, advirtiendo que esta nueva situación limita notablemente las posibilidades de controlar la expansión de la pandemia.
La noticia de Irán viene acompañada por treinta y ocho casos detectados en el norte de Italia en las últimas horas, de los que dos son casos críticos. Todos sabemos cómo está respondiendo la gente ante el riesgo de esta enfermedad. Y todos sabemos los tremendos efectos que esto está teniendo en la economía en todo el mundo.
Ayer mismo se supo que China ha tenido que echar un cable a Hainan Airlines porque ya no puede más. La reducción de operaciones en algunas compañías es superior al 70 por ciento. En Hong Kong, que está muy afectada por el virus, las empresas turísticas están pasándolo fatal.
Pero lo que se supo ayer añade gravedad porque extiende el radio de la alarma a Irán –un caso no exageradamente problemático porque tiene poco turismo, pero en cambio de muy poca transparencia en su proceder—y sobre todo Italia, que está en plena Europa.
Por lo tanto, atención que estamos en una situación de riesgo. Cualquier descuido y esto puede escaparse de las manos, dándonos uno o dos años de crisis profunda.
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Lo de Italia es muy grave porque todavía no han sido capaces de aislar el foco infeccioso, y se puede decir que, las autoridades sanitarias están dando palos de ciego a ver si, con suerte, logran detener la expansión desde los dos focos italianos.