Amenaza letal para el turismo

El atentado terrorista de las Ramblas, en el que un comando yihadista atacó a la multitud con una furgoneta, afortunadamente apenas tuvo consecuencias apreciables en el volumen de turismo que recibe la Ciudad Condal. Sin embargo, sin ánimo de ser augur de desgracias, lo que pueda ocurrir en las próximas semanas en Cataluña puede ser tremendamente más serio para la economía turística local.

No tengo ninguna idea de qué sucederá, pero si la semana que viene, como han indicado los dirigentes catalanes a algunos medios de comunicación internacional, se produjera una declaración unilateral de independencia, es previsible que se pueda precipitar una crisis de graves dimensiones. Imagino que el Gobierno central, sometido ya a presiones notables para anular la autonomía catalana, podría aplicar el artículo 155. Esa aplicación, visto cómo se han venido desarrollando los hechos en las últimas semanas, sería ignorada y desafiada por la Generalitat, lo que probablemente conducirá a algún tipo de despliegue de fuerza, policial en el mejor de los casos, militar si como algún dirigente sugiere, se acompaña esto de una declaración de estado de excepción.

En ese caso, que hace sólo un mes sonaba a ciencia ficción, que imposible de concebir, pueden estar seguros que el turismo padecerá. Las imágenes del pasado domingo, de la policía empleándose con sus porras, causó ya una cierta merma del número de visitantes, menor porque las cancelaciones no son instantáneas; la presencia de militares en las calles o de tanquetas de las fuerzas de seguridad, sería a mi modo de ver letal para el turismo. Poca gente menos interesada en explorar territorios en conflicto que los turistas, a quienes horroriza todo lo que suponga inseguridad.

Lo peor es que, por más que busco si puede haber alguna solución menos traumática, no se me ocurre un escenario diferente tal como están posicionadas las partes hoy en este conflicto. Yo nunca hubiera pensado que se iba a llegar a lo del domingo pasado, y me equivoqué. O sea que ahora, todo me parece verosímil.