Los ‘hooligans’ británicos viajan a España –o Chipre, o Malta, o Tailandia, o Australia– de vacaciones, porque obtienen aquí lo que no tienen allí, en su casa. Y se aprovechan de eso. En España disfrutan del descontrol absoluto, consistente en la ausencia de policía y alcohol barato, vendido en cualquier tienda, sin comprobar nada. Es la fórmula perfecta para que enloquezcan y hagan cuanta barbaridad se les ocurre.
Por supuesto, esto es detestable y habla muy mal de los británicos –y, también, de alguna otra nacionalidad. Pero habla también de nuestra incapacidad para lidiar con el problema.
Ustedes se preguntarán cómo se comportan estos sujetos durante el resto del año. La respuesta ha de contar con el papel de la policía. Estos jóvenes, naturalmente, van a la discoteca en su país cada fin de semana. Y tienen tendencia a emborracharse como en España, claro. Pero el control policial es extremo. Chocante para un español. La policía planta un coche con decenas de cámaras de televisión en la mismísima puerta de las discotecas, sin que nadie rechiste. Y se aposta a cincuenta metros, sin esconderse, sin disimular su presencia. Como está prohibido beber alcohol en las calles, gritar, empujarse o hacer ruido, las detenciones pueden ser masivas. Y con las detenciones vienen unas sanciones llamadas Asbo que son sanciones derivadas de conductas no sociales. Estas órdenes contienen prohibiciones –no beber, por ejemplo-- pero también indican comportamientos y tienen una duración bastante larga. Y son seguidas durante mucho tiempo por las autoridades.
Igualmente, en las puertas de las discotecas, algunas ONGs mandan ‘street pastors’, una figura de gente mayor que se dedican a hablar con los más rebeldes de estos jóvenes para intentar reconducirlos y calmarlos. Algo impensable aquí.
Así logran que el ambiente nocturno en su país, siendo difícil porque esta gente no es fácil, es infinitamente más tranquilo que en nuestros ‘magallufs’.
Nosotros, en cambio, dictamos unas medidas que pueden parecer brillantes en el papel, pero a ver quién sale por la noche a aplicarlas. Si no, al tiempo.
porra necesitan estos, porra digo yo.
Sencillo, en algunos lugares de Croacia, hay unos folletos que lo dicen bien clarito en multiples idiomas, el que orine en la calle, vaya medio desnudo, duerma en la calle, vaya borracho, multas de unos cuantos cientos de euros, y el problema.... al menos cuando estuve yo, era inexistente, todo después de que aparecieran reportajes en la prensa "popular" británica de los desmanes de sus súbditos. La pregunta es ¿aquí vamos ha hacer lo mismo, o la "vista gorda"?
Yo abriría una disco en los bajos del Palacio de la Moncloa y a ver cuánto aguantan falconeti y el iván genuflexiones.