Detrás del 'tonto útil'

La primera condena de cárcel en el Reino Unido a una pareja por falsificar su enfermedad y cobrar así una indemnización importante es un golpe en toda regla a la picaresca y a la inmoralidad, en una dimensión bastante más amplia que la que inicialmente deberíamos ver.

No, no se trata de defender a los hoteleros. En realidad, al final, no iban a ser ellos quienes asumieran la factura de todo este fraude porque, como muy bien habían anunciado, pensaban repercutir en el precio final los costes y riesgos que supone contratar con el Reino Unido. Aquí de lo que verdaderamente se trata es de ser serios, es de defender la honestidad, es de hacer lo que toda persona bien nacida hace.

Por eso, la estrategia desarrollada en Gran Bretaña ha sido impecable: a los juzgados pero no por la indemnización, sino para ver si la denuncia es verdadera.

El negocio que empieza a arruinar la justicia británica es uno de los que se montan los abogados y empresarios 'listillos' y que suelen salirse con la suya: convencer a los incautos de que denuncien para cobrar una cantidad que normalmente dobla lo que han pagado por sus vacaciones. Pero el secreto está en que las costas del proceso, lo que se queda el abogado, la organización que ha convencido a estos viajeros de que presente la demanda, es el doble. Aquí estábamos hablando unos desaprensivos que habían buscado sus 'tontos útiles' para poder quedarse con las costas, que son un dineral.

Esta conducta de los letrados y de empresas cercanas a ellos es la misma en la que se mueve el mundo de las finanzas, de la alta empresa, acostumbrada a abusar del débil, indiferente a los principios, a los valores, a la honestidad. Son los mismos a quienes no les preocupa engañar a los trabajadores más desfavorecidos, que estafan al cliente siempre que pueden, que no pagan impuestos aprovechando cualquier resquicio que le deja la ley. Este de ahora es un golpe simbólico que debería continuar con quienes han convertido el mundo de la empresa en una selva de grandes salarios pero escasa responsabilidad.