Nadie quiere dar rienda suelta a un temor que está presente en todo el turismo receptivo español, a nada que se escarbe: ¿estamos asistiendo al fin de la bonanza que venimos viviendo desde prácticamente 2015?
Las ofertas urgentes que algunas cadenas hoteleras han lanzado en las últimas semanas, intentando salvar la ocupación en declive en pleno mes de agosto, pueden ser un anuncio de una situación anunciada, prevista, pero que parece haber llegado antes de lo que se esperaba.
La previsión era que 2018 se salvara sin grandes contratiempos, aunque sin los excesos de 2017.
Pero que el año que viene sería difícil porque los destinos competidores estarán a pleno rendimiento. Turquía, el rival cuantitativamente más importante, ha crecido enormemente este año, de forma que podemos imaginar que está perfectamente en condiciones de tener una excelente temporada 2019. Eso, dicen los que hacen números, garantiza que España va a tener problemas para mantener su crecimiento y sus ingresos totales.
Hay algunas salvedades: quienes no han invertido en mejorar sus hoteles se verán obligados o a bajar sus precios o su ocupación; quienes, en cambio, han reinvertido y disponen hoy de un producto de más calidad, probablemente tendrán mejor comportamiento.
Pero, lo que nadie duda es que 2019, si nada cambia, será peor.
La sorpresa ha sido la súbita caída en agosto. Los factores que la han provocado eran complejos de prever. En primer lugar, el éxito de los países del este; en segundo lugar, un parón de ventas derivado del Mundial de Fútbol; tercero, el excelente clima del que están gozando en Gran Bretaña y Alemania desde el principio de julio, que hasta les ha hecho pensar a algunos si no sería mejor quedarse en casa a pasar el verano. Todo combinado, ha provocado la minicrisis de este mes, que en todo caso es el inicio de un tiempo de menos fiesta.
Esta temporada 2018, muchos han tardado en adaptar sus precios a la demanda real (lo llamaremos ofertas). Sin embargo, sobran plazas de avión a precio muy bajo, no solo por el desorden consecuencia de la quiebra de AirBerlin y la incursión de Ryanair en el mercado centro-europeo, sino por la falta de demanda por todos los motivos expuestos y mas. Los que tienen riesgo estan lanzando ofertas por debajo de coste y aun asi no repunta.
El 2019 es donde realmente se va a notar el cambió, con lineas aéreas corrigiendo capacidades y touroperadores re-dimensionando su riesgo. El 2019 será un año con vuelos de nuevo a precio normal y demasiados hoteles con estructuras de coste mas elevadas, sobre todo debido a la inversión o los nuevos propietarios (en muchos casos fondos de capital riesgo que han pagado muy encima del mercada cada habitación que han comprado).
Las orejas del lobo? Yo creo que mas que las orejas el que no note el aliento del lobo esta de espaldas a la realidad.