“Los del Imserso, por aquí”

Unos amigos míos han hecho un viaje con el Imserso. Yo mantengo con ellos disputas constantes porque me parece un abuso que ellos, con un buen nivel económico, se aprovechen de la ganga subvencionada por el estado. Este año han hecho un viaje urbano. El hotel tenía buena pinta.

Ahora los acabo de ver y estaban furiosos. “Fuimos tratados como clientes de segunda”, me dijeron, indignados. 

El hotel es un buen hotel, pero los clientes del Imserso tienen un itinerario diferente. En el comedor, cuando llegan, un camarero amablemente les dice “los del Imserso, por aquí”, indicándoles un comedor no habilitado al público en general. Allí, el servicio no es igual que en el comedor principal. Allí no hay buffet y la carta está limitada a la limitadísima oferta del hotel. Es lo que hay. Imagino, aunque eso no lo sabemos, que las habitaciones para los clientes del Imserso no son tampoco las mismas y, naturalmente, el desayuno es diferente. O sea, clientes de segunda.

Yo soy el primer crítico de las conductas habitualmente patéticas de muchos de los clientes que vienen por el Imserso. Es evidente que no es así, pero se comportan como si no hubieran comida desde la guerra civil a hoy; creo que llevan los bolsillos plastificados para poder llevarse la sopa, si la hubiera; se agreden mutuamente por una gamba como si esta fuera la última a la que la humanidad tendrá acceso. Todo esto es verdad, aunque tampoco en el cien por ciento de los casos. Sin embargo, cuando un hotel se ofrece al Imserso a un precio determinado, está ofreciéndose él, con su estandar de servicio habitual, en su comedor habitual, con sus camareros habituales. 

El Imserso y los intermediarios deberían tener la decencia de comprobar que los mayores no son tratados como clientes de segunda, como apestados, separados del resto de los clientes, arrinconados, condenados a un servicio deplorable. Los hoteles son libres de participar en el programa del Imserso pero si lo hacen no deberían poder ofrecer un servicio de peor calidad para los clientes que proceden de este programa. 

Simplemente por respeto a la dignidad de los mayores.