Los riesgos de un rebrote

Pedro Homar, el gerente de la fundación Palma 365, el organismo que hace la promoción turística de Palma de Mallorca, es uno de los profesionales más competentes que podría tener la capital de Baleares. Su formación, su competencia y su actividad lo demuestran. Pero no basta. Ni el mejor gerente puede hoy resolver el gran dilema de la promoción: viajar, hacerlo seguro y con costes controlados. 

Hoy Baleares tiene poco más de un 25 por ciento de vacunados con una dosis, lo cual es una cifra importante pero que no basta para ofrecer la seguridad que requiere el turista. O que no basta para hacerlo con las garantías que ofrecen otros destinos. Esa vacunación es un fracaso en mayo, a seis meses de la presentación de la primera vacuna y a cinco de su aprobación por parte de las autoridades europeas.

Por ello, está bien que Homar haya presentado su mensaje de anunciar que la ciudad está lista, abierta y que quiere recibir turistas, pero ¿de qué sirve si el viajero no tiene la seguridad de no coger el virus? ¿O si ha de pagar una pequeña fortuna en pruebas PCR para salir y retornar a su país?

Palma, como Baleares, y probablemente como España, están aún a un mes o dos de poder aceptar turistas con garantías. Está bien que nos ofrezcamos, está bien que nos abramos, pero aún hay algo de riesgo y un incremento de los casos podría ser muy perjudicial. Con los mismos índices de vacunación, algunas autonomías españolas, con iguales o mayores restricciones que las que tiene Baleares, están en un aprieto por culpa del virus.