En una oscura noche, un joven se encuentra con otra persona que está debajo de una farola encendida, buscando desesperadamente algo. Se acerca, reconoce al otro como un amigo y le pregunta si le ayuda a buscar lo que parece evidente que se le ha perdido. Como es natural, le pregunta dónde se le cayó lo que está buscando, a lo que el amigo responde: “A doscientos metros, pero lo busco aquí porque hay luz”.
Las instituciones públicas de Baleares, ante la crisis de Thomas Cook, han decidido lanzar una campaña de promoción de las islas. No tiene nada que ver con lo que ha ocurrido, pero como había que hacer algo, ahí están. Porque no ha habido una crisis de demanda, sino una crisis de un intermediario. Es decir: se han puesto a buscar lo perdido muy lejos de dónde se les cayó.
El verano que viene, los mismos turistas que el verano pasado compraron sus viajes con Thomas Cook, acudirán a otra agencia de viajes física o lo harán a través de Internet y comprarán Baleares o cualquier otro destino con la misma intensidad que en el pasado, porque nunca hubo un problema con el destino, con Baleares, sino con el intermediario. Ha fallado el intermediario no el destino.
Entonces, ¿para qué lanzar una campaña publicitaria promocionando Mallorca u otras islas? Si acaso, si quisiéramos tirar el dinero, si fuera verdad que el viajero se va a retraer el verano que viene, no deberíamos decirle “Viaje a Mallorca” sino “escoja su viaje en otra agencia de viajes” o “compre en otro turoperador”, lo cual, por cierto, será bastante superfluo porque no hay quien no sepa qué hacer en el caso de que su agencia de viajes de siempre haya cerrado.
Así estamos en España: buscando las soluciones donde no están, porque no hemos entendido qué ocurrió. Porque se trata de hacer algo y que se vea, aunque lo que buscamos no está debajo de esa farola.
Es que hay elecciones inesperadas, y les ha venido a huevo esto para dar una campaña de publicidad a los amiguetes y así que les echen un capote para la otra campaña...ya tu sabes...