Pullmantur y Vibo

Pullmantur ha cambiado de imagen corporativa, tras bastantes años con una línea muy definida. Era el último de los grandes grupos turísticos que quedaba por hacer una variación así. Hace año y medio terminó una ola de renovaciones estéticas, en las que Orizonia fue la que apostó más fuerte. Poco antes, Halcón Viajes había rediseñado sus oficinas y su logo, y poco después Nautalia entraba en liza. Era el paisaje post-Marsans, al que Orizonia puso la guinda redistribuyendo sus marcas de touroperación, además de la corporativa del grupo. Luego vino la desaparición de la marca Iberworld, y en la última primavera, el cambio de Vibo por Viajes Iberia. Toda una revolución para el marketing.

La intención de Orizonia era identificar todos los eslabones de su cadena con una misma matriz. Vibo venía a ser el acrónimo de Viajes Iberia by Orizonia. Para Luabay, Smilo y Orbest, sus divisiones más pujantes, se añadieron los pétalos que distinguían a su matriz. En este caso la fuerza procedía del conjunto, de la unión y sinergia. Pullmantur parece haber optado por realzar a su naviera. El logotipo que ha elegido es una clara alegoría al mar, tanto por su dibujo como por sus colores. También sus aviones llevarán esa especie de marejada. Queda bastante claro así que el núcleo de ese grupo son los cruceros, bajo lo que pivota en gran medida el touroperador, la compañía aérea y por supuesto la red de agencias.

El cambio en Pullmantur se ha hecho con discreción. De momento, que se sepa, no ha demostrado su intención de su nueva imagen corporativa sea reconocida en premios. El marketing, parecen entender, es importante, pero no deja de ser un medio para vender más, antes que un fin en sí mismo. Y en estos momentos de atonía del consumo, tampoco parece lo idóneo grandes dispendios que puedan coartar la flexibilidad de un grupo turístico. La fachada es la fachada, está bien cuidarla, si se puede, pero lo importante es lo que haya por dentro.