A las maltrechas cuentas del segundo touroperador europeo, Thomas Cook, le podían haber pasado muchas cosas menos una: aumentar aún más sus pérdidas. Ayer se supo que el touroperador más antiguo del mundo perdió entre octubre y diciembre del año pasado más dinero aún que el año pasado que había sido bastante malo.
Cualquier analista llega a una conclusión muy sencilla leyendo estos datos: la dirección de la compañía no es capaz de dirigir la empresa en la dirección deseada. Cada año hay un argumento diferente para explicar lo inexplicable: primero fue que los turistas venían mucho a España y TC estaba preparada para Turquía; ahora es lo contrario, porque los turistas han ido a Turquía; primero es que la libra estaba débil, ahora también.
La crisis es aún peor porque no nos encontramos de sorpresa ante unas cifras negativas por primera vez en la historia; ni estamos ante un plan de reequilibrio que acaba de implantarse, ni acabamos de descubrir que hay cosas que van mal. No, los problemas de Thomas Cook son antiguos, y su dirección los conoce. Hace ya varios años que se acumulan las pérdidas, que se presentan nuevas estrategias, que se intenta redirigir el barco. Los acreedores han demostrado demasiada paciencia ante una empresa que no termina de abordar sus problemas.
Observen, para paradojas, que su rival, Tui, no afronta ni de lejos estos mismos problemas. Tui, en efecto, ha diversificado su cartera de productos y obtiene ingresos de fuentes diferentes que la tour operación clásica, en la que los dos parecen no tener margen de movimiento.
Pero para Thomas Cook hay una noticia peor: en el mercado británico ha aparecido un competidor, Jet2, que ofrece un producto de touroperación absolutamente clásico y, con él, gana dinero y encima parece que ha adelantado a Thomas Cook en cuota de mercado.
No es de extrañar, pues, que ayer el mayorista haya dicho que venderá su aerolínea para hacer caja. La decisión revela un problema importante en la gestión, porque el touroperador sin la aerolínea es un pato cojo, con serias dificultades para construir una propuesta turística atractiva. La propia dirección, en su errática búsqueda de argumentos, dijo hace poco que no vendería la aerolínea porque era fundamental para explotar sus ventajas competitivas. Pero la necesidad de liquidez acucia y entonces nos olvidamos de todo y a ver cómo salvamos algo.
¿Es vendible una aerolínea charter, prácticamente sin clientes regulares?
Lógicamente, todo es vendible, dependiendo del precio, pero la primera impresión es que no va a resultar fácil, especialmente en la coyuntura actual del mercado, colocar una aerolínea entre inversores, salvo que Thomas Cook le garantice contratos de operación. Si esto último fuera así, ¿para qué vender una aerolínea cuyos servicios habrá que contratar a partir del día siguiente a la enajenación?
En conclusión, mal futuro para el tour operador más antiguo del mundo. Habrá que ir buscando cuál es el segundo más viejo.
Pues muy desesperedos no deben estar si estan abriendo hoteles propios por muchos de sus destinos turisticos. Muy bien por este cambio de estrategia!
Ahora toca sacar cash por la compañia aerea , que es rentable, y ha abrir mas hoteles. BRAVO,