361 días ausentes

Ya estamos acostumbrados a que durante los cuatro días que dura Fitur, el gran encuentro anual del sector turístico, todo sean buenas palabras sobre qué hacer de cara al futuro. De hecho, este año, como en los pasados, los políticos muestran en la feria su emoción por lo que significa el turismo, declaran su sensibilidad y dicen que escucharán al sector.

Sin embargo, ya estamos habituados a que, lamentablemente, todo caiga en saco roto desde que acaba una edición de la feria hasta que empieza la siguiente. 361 días casi de hostilidad por cuatro de amistad. En España, el turismo ni siquiera tiene el rango de ministerio. La secretaria de estado, persona encantadora y amable, tiene un peso político despreciable. Y en las autonomías es frecuente el caos. Sirva como ejemplo Baleares, desde siempre la región de referencia en turismo, donde hoy su titular es una maestra de escuela, ignorante total de lo que se cuece en esta actividad.

El problema de la política en estos momentos no es que no dirija el barco en el sentido correcto, el problema verdaderamente grave es que sus decisiones son chapuzas que ponen en peligro la viabilidad futura del sector.

Por ejemplo, la plaga de los impuestos turísticos es una muestra de este desprecio al sector. Evidentemente, no es por principio que un impuesto es malo, pero hay que explicar para qué se quiere recaudar, qué se pretende desincentivar y qué se quiere fomentar. Los políticos suelen indicar que les da miedo el exceso de visitantes. Pero, en cambio, permiten los apartamentos turísticos que son precisamente los que están generando la situación de saturación que se ha registrado en algunos casos, muy puntuales.

Los apartamentos generan votos, los impuestos y el desprecio al turismo, no. Esta es la dinámica de este país desde el final de una edición de Fitur hasta el inicio de la siguiente. La amistad y el cariño sólo se mantienen cuatro días, cuando están en la feria.

Como sucedió con las crisis de 2008, no deberíamos descubrir los riesgos cuando ya estamos encima de ellos. Nunca se ha de frenar en la curva, sino antes; nunca se puede corregir una crisis cuando ocurre sino antes. Hoy es el momento de escuchar al turismo y prepararnos adecuadamente para el futuro.