Capitalismo Vs. Socialismo

Nadie me podrá acusar de ser contrario a las aerolíneas. Entiendo perfectamente que, sin comerlo ni beberlo, están metidas en lío absolutamente fenomenal. Su futuro es, como mínimo, incierto. En algunos casos, negro. Lo realmente triste de todo esto es que esta crisis no tiene que ver con la calidad de su gestión. Ha sido un factor exterior, ajeno a su control, demoledor e implacable.

Dicho esto, hay otro punto fundamental: la ley. Las leyes europeas –y españolas– no dejan margen a la duda: dado que no han podido prestar muchos de los servicios aéreos por lo que habían cobrado, deben devolver el dinero. Y, por mucho ministro anti-empresa que tenemos en Consumo, esto no está ocurriendo. Ni con las compañías españolas ni con las extranjeras.

Sin embargo, no está mal ver cómo actúa el país más capitalista del mundo, aquel que Garzón habría mirado con aire de sospecha.

El fiscal de Colorado, Phil Weiser, ha ordenado una investigación de Frontier Airlines debido a que recibió unas cien quejas de personas que acusan a esta aerolínea de haberles engañado con las devoluciones. Frontier, al parecer, marea como hacen las nuestras y al final no devuelve el dinero.

El fiscal se ha limitado a recordar que también en Estados Unidos, la legislación obliga a devolver el dinero cuando se cancela un vuelo, incluso por razones ajenas a la compañía.

Fiscal quiere decir, vía penal.

Las cosas son así de simples: la ley está en vigor y, por muy comprensibles que sean las razones que han llevado a las aerolíneas a esta crisis, hay de cumplir la ley.

Pero observen cómo actúa un país dirigido por Donald Trump –aunque, por supuesto, esto no tiene que ver con él–, comparado con uno cuyo ministro de Consumo es Alberto Garzón.

¿Quién es más tolerante con el abuso de los capitalistas? Pues el mismo que gasta toda su energía por la boca en decir tonterías y no cumple con la que es su función: velar por el cumplimiento de la ley.