La Cámara de Comercio de Lanzarote ha presentado el proyecto de construir un paseo marítimo peatonal entre Costa Teguise y Puerto del Carmen, pasando por Arrecife, en la isla canaria. Se trataría, según anuncia la propia entidad promotora, del paseo marítimo más largo de Europa, con más de 26 kilómetros.
La idea tiene muchas virtudes dignas de aplauso. La primera es que enlaza varios enclaves que hoy tienen que recorrerse por zonas interiores. En segundo lugar, puede convertirse en un atractivo en sí mismo, que permita el desplazamiento de muchas personas y que incentive a más a visitar la isla. Y, en tercer lugar, es un obvio promotor del ciclismo, el atletismo y, en definitiva, del ocio familiar, en un territorio que no va muy sobrado de estas oportunidades.
Aún está pendiente de solución algún punto del trazado, que requerirá de más cuidado porque afecta a áreas industriales, no precisamente agradables para el paso de peatones. Entre ellas, el aeropuerto será un punto a resolver.
Sin embargo, siendo la idea básicamente plausible, veo que no se hace énfasis en algo que finalmente será decisivo para el éxito del proyecto: su mantenimiento. En este país somos expertos en lanzar ideas, incluso ideas que tienen titulares como “el más largo de Europa”, pero solemos olvidar que lo más importante es que haya un servicio de jardinería y de limpieza que hagan el mantenimiento del paseo con una constancia a la que no estamos acostumbrados.
Porque se trata de tener un paseo, no un lugar no visitable, que es lo que suele ocurrir unas semanas después de que se haya cortado la cinta inaugural.
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Pienso que eso es lo que tendrían que haber hecho hace tiempo ya en Llucmajor, uniendo en un paseo los núcleos urbanos, desde El Arenal hasta Tollerich, uniendo Son Verí, Cala Blava, Las Palmeras, Maioris, Sa Torre, y Bahía. LA dejadez de los sucesivos alcaldes se han dedicado en gastar todo el presupuesto en el pueblo, abandonando el litoral, que es lo que da dinero al municipio.